miércoles, 19 de mayo de 2021
miércoles, 14 de abril de 2021
FRAGMENTO: La esposa inesperada
Rosebud, Montana, 1887
John
Norris trató de contener las lágrimas. Los hombres duros como él no lloraban, o
por lo menos no en público, aunque acabara de enterrar a su mujer y a su hijo.
Por ello permaneció
simplemente ahí parado, dejando que los dolientes le ofrecieran en voz baja
palabras de consuelo y apoyo. Sabía que nada de eso podría confortarle, pero se
mantuvo firme mientras oía una tras otra las condolencias y soportaba las
palmaditas en la espalda de los más osados.
Por suerte, Rosebud
era un pueblo pequeño y no tardaría mucho en recibir el pésame de todos. Por
eso, aunque lo que más deseaba era quedarse a solas, tuvo que afrontar erguido
que todo ese ritual sin sentido acabara.
Pero lo peor no era
tener que escuchar las respetuosas fórmulas de despedida, sino la insistencia
de cada uno de los presentes en que sus muertes se debían a un accidente, cosa
que él sabía que no era verdad.
Habían muerto por su
culpa, pues si no los hubiera dejado solos, nunca se habría producido el desastre.
Él estaba convencido de ello, y por mucho que insistieran, jamás podrían
persuadirle de lo contrario.
Cuando por fin se
quedó solo ante la tumba de las únicas personas que había amado en su vida, se
dio cuenta de que la soledad iba a ser mucho más angustiosa de lo que había
imaginado.
Había amado a Eliza
desde el momento en que la conoció, y no sabía cómo podría seguir adelante sin
ella.
Eliza había llegado a
Rosebud para visitar a una prima de su madre y no tardó en ganarse el corazón
de todos. Tenía los cabellos del color del trigo, unos ojos tan azules como las
más cristalinas aguas y una cara en forma de corazón que endulzaba su
apariencia.
Pero lo que más le cautivaba
de ella era su sonrisa constante y su espíritu extrovertido.
A pesar de los cinco
maravillosos años desde su casamiento, John aún no conseguía entender por qué
una muchacha como ella se había fijado en él.
Un vaquero rudo e
introvertido, que quedó prendado de ella con la misma rapidez con que un rayo
cae sobre la tierra.
Eliza le había dado luz
y sentido a su vida, y un hijo maravilloso al que adoraba. Will.
Su hijo… Simplemente
no podía pensar en que nunca más volvería a ver a su pequeño Will.
¿Qué mal habría hecho
un niño de cuatro años para merecer la muerte? Por mucho que se lo preguntaba,
no encontraba respuesta, como tampoco encontraba consuelo cada vez que le
decían que estaba en un lugar mejor.
Will era la viva
imagen de su madre. Rubio, de ojos azules y tan alegre y risueño como Eliza.
Los dos habían
constituido su mundo durante los cinco años que permanecieron juntos, y ahora
tendría que aprender a vivir sin ellos.
Algo que se le
antojaba insoportable.
Miró a sus tumbas por
última vez, mientras las nubes negras cubrían el cielo. Si los hubiera
acompañado a ir de compras al pueblo, en lugar de negarse por tener mucho
trabajo, tal vez…
Sabía que el recuerdo
de aquel día permanecería con él el resto de su vida, como también la culpa por
no haber estado con ellos.
Quizá habría podido
controlar el carro cuando el caballo se asustó y corrió desbocado. Tal vez
podría haberlo calmado o podría haber cogido a su hijo entre sus brazos y así
haberlo salvado.
Pero eso nunca lo
sabría, y tampoco qué fue exactamente lo que asustó al caballo. Un animal dócil,
que se conocía el camino y que nunca había dado muestras de ser asustadizo.
Pero ya nada de eso
importaba. Los había descubierto cuando, extrañado por su tardanza, fue a su
encuentro.
Jamás olvidaría la
visión de sus cuerpos ensangrentados tirados en el suelo, inertes y silenciosos.
Por mucho que en un principio se resistió a creerlo, estaban muertos y solo
pudo recoger sus cadáveres del camino y recordarles cada día venidero, mientras
se preguntaba cómo habría sido todo de diferente si aún siguieran a su lado.
Se colocó el sombrero
despacio sobre su cabeza y se giró para marcharse. Ya no podía hacer nada por
ellos, como nadie podría hacer nada por él.
Se marcharía a su
rancho a seguir con su vida, aunque le faltase un buen pedazo de su corazón.
Este se quedaría enterrado junto a su esposa y su hijo, y con el recuerdo de
unos días felices que nunca más volverían.
viernes, 9 de abril de 2021
BOOKTRAILER: Bebé accidental
NOVELA PUBLICADA: 9, abril 2021
AUTORA: Ajme
Williams
SERIE: Falso
matrimonio, 2
GÉNERO: Romance
Contemporáneo
EDITORIAL: Grupo
Romance
SINOPSIS:
Un ejemplo perfecto de como una apuesta inocente se puede volver una locura.
Mi mejor amiga me
desafió a casarme con su sexy hermano.
El mismo hermano que
se metió conmigo durante la secundaria.
No vi ningún daño en
seguir el juego.
No es como si me fuera a enamorar del enemigo, ¿verdad?