PÁGINAS

jueves, 4 de febrero de 2021

FRAGMENTO: La hermana de mi mejor amigo



Capítulo 1

Logan

 

Logan se pasó la mano por el pelo, de color marrón, que llevaba cortado a media melena, mientras miraba fijamente el cuarto trago que se había tomado esa noche. Era bueno estar en casa después de dormir en la residencia de estudiantes. Al menos, lo más hogareño que iba a tener, ya que vivía con la familia Stark desde que estaba en el instituto. Levantó la vista cuando Jordan, su mejor amigo, se acercó y se sentó en el taburete a su lado, moviendo la cabeza.

Logan se inclinó hacia atrás, mirando al grupo de chicas con las que Jordan acababa de hablar.

—¿No hay nada que hacer?

Jordan se bebió lo que quedaba en el vaso y levantó dos dedos, indicándole al camarero otra ronda. Su pelo oscuro y sus ojos azules lo hacían un imán para las chicas, pero su actitud de «no me toques» ponía banderas rojas para la mayoría de ellas.

—Todos están celebrando su graduación en la universidad. Tienen ese tipo de actitud de: «podemos enfrentarnos al mundo». Estoy seguro de que lo superarán con el tiempo. De todos modos, no quería pasar la noche escuchando a una chica hablar de sus futuras aspiraciones.

Logan levantó una ceja.

—Seguro que eres un imán para las mujeres.

Jordan resopló.

—Mi billetera es un «imán para las mujeres». Yo solo tengo un pelo bonito y buenos ojos, o eso me han dicho.

Logan tomó un sorbo de su bebida, riéndose.

—¿Fue tu madre quién te dijo eso?

Jordan le dio un codazo.

—Muy gracioso. Puede que seas un estudiante de tercer año en la universidad, pero tienes la mentalidad de uno de secundaria.

Logan inclinó la cabeza hacia adelante y hacia atrás con una sonrisa.

—Ya me conoces, tengo que mantenerme joven de corazón.

Jordan hizo otro intento.

—¿Sabes cómo te mantienes joven? Acostándote con alguien de vez en cuando. En serio, las chicas se enamoran de ti y tú las ignoras como si no fueran nada. Nunca te he visto llevar a una chica a casa.

Logan se encogió de hombros.

—Eso es porque nunca he llevado a una chica a casa. Quiero decir, no sé por qué pensaste que eso había cambiado. No es como si nunca me hubieran hecho una mamada o me hubiera metido en líos, es solo que paso de todo lo demás. Por elección propia, obviamente.

Jordan sacudió la cabeza como si estuviera decepcionado.

—Oye, es tu vida, amigo. Tú eres el que se lo está perdiendo.

—Oh, sí, entre tus historias de chicas pegajosas y el infierno que pasas para alejarte de ellas, realmente siento que me estoy perdiendo algo —respondió Logan.

Jordan le dio una palmada en la espalda.

—Cada cosa en su momento vale la pena. Pero, dime, ¿cómo fue el último semestre? ¿Se te ocurrió alguna genial idea para tu compañía?

Logan puso los ojos en blanco.

—Sé que quiero una compañía tecnológica, sin duda alguna. Aunque es muy difícil meterse en esa mierda. Hay unas prácticas al otro lado del país a las que le he echado el ojo. No quiero dejar Los Ángeles, pero, si me lo ofrecen, lo haré. No quiero ser esclavo de ese hombre por el resto de mis días. ¿Y qué hay de ti?

Jordan se burló.

—Sabes que esa mierda de la universidad era para aparentar. Tengo que heredar la productora en unos años. Hasta entonces, trataré de superar los problemas con mi padre y, simplemente, me divertiré. Planeo hacer un pequeño trabajo este verano, ya que están produciendo una película de Helena Álvarez y ella está muy buena.

Logan enarcó una ceja.

—Sí, porque tienes una oportunidad con ella.

Jordan se rio.

—¡Oye! Nunca se sabe, a menos que lo intentes. Además, mi padre quiere que coja las riendas en poco tiempo. Y sabes que en un instante habría un lugar ahí para ti. Papá piensa en ti como un hijo.

Logan asintió.

—Lo sé. Es solo que no quiero hacer todo el asunto ese de la película. No va conmigo. Tengo ideas y planes reales, y quiero llevarlos a cabo.

Jordan miró por encima de su hombro.

—Eso es genial, tío, pero ahora mismo estoy a punto de ver a Alexa en acción. Acaba de llegar con una amiga que está buenísima. ¿Por qué no vienes conmigo? Son una apuesta segura.

Logan les echó un vistazo a las chicas.

—No, gracias de todas formas. Estoy viendo doble. Creo que voy a coger un taxi e irme a casa. Son casi las dos.

Jordan suspiró.

—De acuerdo, tío, tú te lo pierdes. Yo pago la cuenta. No hagas mucho ruido cuando entres, no quiero despertar a Amber. Acaba de terminar con todas las celebraciones de la graduación y estoy seguro de que ya se ha acostado.

Logan terminó su bebida y le dio una palmadita en el hombro a su amigo.

—De acuerdo, colega. No dejes embarazada a ninguna y no hagas enfadar demasiado a nadie.

Jordan sonrió con suficiencia.

—Lo haré lo mejor que pueda con eso de no hacer enfadar a la gente, y no habrá bebés para este tipo. Tiene la cartera ultra pesada hecha de condones de acero reforzado.

Logan hizo una mueca.

—Eso suena asqueroso, pero oye, lo que haga falta para no sacar a flote a tus soldaditos, ¿verdad?

Jordan se rio mientras se dirigía a las chicas, levantando los brazos y posándolos sobre sus hombros. Logan sacudió la cabeza sonriendo y sacó su teléfono. Llamó a la aplicación Uber y pidió un coche, sentándose en uno de los bancos de fuera del bar mientras esperaba. Iba un poco más borracho de lo que pensaba. Se agarró al reposabrazos e intentó parecer sobrio mientras la gente pasaba por la calle. Los bares iban a cerrar pronto, así que habría una avalancha de borrachos tratando de conseguir un taxi. Probablemente, sería un momento de bastante agobio.

Logan miró fijamente a un grupo de personas que salían del bar de enfrente. Había dos chicas muy guapas acompañadas por sus novios. Él había planeado ser uno de esos tipos; incluso había estado cerca en alguna que otra ocasión.

Pero, después de la muerte de sus padres, se había abrochado el cinturón, centrándose solo en intentar labrarse un futuro porque, aunque la familia Stark lo había acogido y tratado como a uno de los suyos, sabía que al final solo se tendría a él. Tenía que crear estabilidad para sí mismo. En ese momento, sin embargo, solo quería que su Uber apareciera para intentar poner algo de comida en su estómago.

—¿Eres Logan? —escuchó una voz que gritaba.

Abrió un ojo y vio al conductor del Uber con la puerta trasera abierta. Logan asintió y gimió cuando se levantó, tratando de caminar en línea recta hacia el coche. El conductor se rio. Era un hombre delgado, de mediana edad y con un sombrero en forma de champiñón. Logan estaba bastante seguro de que en cualquier otra situación habría evitado a una persona así, pero la noche ya estaba siendo demasiado rara, así que lo siguió.

Cuando el conductor se subió y puso la dirección en su GPS, miró por el espejo retrovisor y volvió a reír.

—¿Volver solo a casa en una noche tan bonita como esta?

Logan se burló, borracho.

—Mi mejor amigo lo compensará, confía en mí. Además, estoy demasiado borracho como para no hacer el ridículo.

El conductor giró la calle y se dirigió a la puerta de la casa, donde paró. Logan se inclinó y le dio una propina en efectivo. El conductor la cogió y sonrió.

—A veces, lo único que hace falta es hacer un poco el ridículo. Recuerda eso en el futuro.

Logan metió la llave en la cerradura y cruzó a trompicones el jardín hasta la puerta principal. Sujetó con fuerza el pomo de la puerta, enderezándose, aunque pensó que a las tres de la mañana todos estarían en la cama. Entró en la casa y cruzó el vestíbulo, decidiendo que la comida era la mejor opción. Al doblar la esquina, se topó con Amber, la hermana pequeña de Logan. Bueno, ya no tan pequeña. Lo golpeó en el pecho y retrocedió, mirándolo de forma extraña.

Logan extendió las manos y le tocó los hombros.

—Oh, vaya. Lo siento, Amber. Mierda. Yo solo quería... comer, creo.

Amber se rio frotando su frente. Sus brillantes ojos azules brillaron incluso en la oscuridad del pasillo.

—¿Estás... Estás borracho?

Logan levantó los dedos.

—Solo un poco. Pensé que todos estaríais dormidos.

Le temblaron las rodillas y se tropezó, golpeándose en el costado y empotrándose contrala pared. Amber levantó las cejas y le puso una mano a un lado para estabilizarlo.

—Estaba estudiando para los exámenes de admisión en Yale. ¿Por qué no vienes a la cocina y te sientas? Creo que te vendría bien algo de comida y agua.

Logan se puso en pie, sintiendo el cálido cosquilleo de su mano en el costado. Empujó la sensación al fondo y se frotó la cara.

—Pero te acabas de graduar en el instituto. Ayer, sin ir más lejos. Y no tienes esos exámenes hasta dentro de unas semanas.

Amber se encogió de hombros. Giró sobre sus talones y se encaminó hacia la cocina.

—Lo sé, pero quiero estar lista. No quiero terminar en una clase de matemáticas de recuperación con un montón de idiotas.

Logan caminó tras ella.

—¿Tienen de esos en Yale?

Amber frunció los labios.

—Los tienen en todas partes.

Encendió la luz de la cocina y le hizo señas para que se sentara en una de las sillas de la barra de desayuno. Logan la observó mientras caminaba hacia la nevera, admirando los diminutos pantalones cortos y la camiseta de tirantes ceñida que llevaba puesta. Verla allí de pie descalza, con su pelo largo y oscuro cayendo en cascada por su espalda, envió un millón de escalofríos a todas las partes de su cuerpo. Desvió la vista cuando ella se dio la vuelta llevando una barra de pan, un poco de mostaza, queso y fiambre.

Logan trató de pensar qué decir, pero su mente estaba nublada por el whisky.

—Bueno, dime otra vez qué quieres estudiar allí —dijo luchando consigo mismo y con su mente.

Amber movió la cabeza hacia atrás y hacia delante mientras le preparaba un sándwich.

—Historia es mi primera opción, pero papá cree que debo de dedicarme a algo relacionado con los negocios. No sé, dijeron que puedo elegir después de mi primer año, después de ponerme al día e investigar opciones para el futuro. Toda mi atención hasta ahora estaba solo en cómo entrar en Yale.

Terminó de preparar el sándwich y lo puso delante de él, llenando un vaso con agua. Tocó el pan con el dedo. Un montón de pensamientos diferentes recorrieron su mente, pero, sobre todo, en cómo podía ver la curva de sus pechos perfectos a través de su camiseta sin mangas. Cogió el sándwich y le dio un mordisco, contento de que le llegara algo al estómago.

La miró y la pilló observándolo comer. Sus mejillas se pusieron rojas.

Eso debería ayudar a absorber algo del alcohol.

—Déjame adivinar, mi hermano va a pasar la noche en la casa de una chica.

Logan sonrió.

—Lo conoces bien.

Amber sacudió la cabeza y empezó a guardar las cosas en la nevera.

—Por desgracia, sí. A él y a sus malos hábitos. Solo puedo pensar lo que pasará cuando llegue el día en el que se enamore de una de ellas. Pobre chica.

Ambos se rieron, sabiendo lo mucho que Amber adoraba a su hermano, pero, también, que Jordan era un desastre la mayor parte del tiempo. Logan volvió a mirar a Amber, esta vez sintiendo la fuerza del coraje corriendo por sus venas. Se puso de pie, un poco tambaleante, y se acercó por detrás a Amber, deslizando sus manos alrededor de su cintura e inclinándose hacia abajo para poder susurrarle al oído.

—He pensado que sería un buen momento para decirte lo jodidamente sexy que creo que eres. Siempre lo he pensado, y mis sueños sobre ti, por la noche, son demasiado calientes como para, a veces, saber manejarlos. No puedo contenerme por más tiempo.

Amber se dio la vuelta y lo enfrentó, mirando sus grandes ojos verdes. Puso la mano en su pecho y lo empujó suavemente hacia atrás con una sonrisa.

—Cómete el sándwich. Estás borracho y confundido. Confía en mí, nos reiremos de esto por la mañana.

Logan volvió a su sitio, avergonzado, y sabiendo que no habría ninguna sonrisa de su parte.

 


Capítulo 2

Amber


Taylor tomó un sorbo de su té helado y se recogió el cabello en una coleta. Sus mejillas se sonrojaron y sus ojos brillaron mientras le contaba la noche romántica que había pasado con su novio, Casey, la semana anterior. Amber se inclinó hacia adelante, apoyándose en una mano, mientras sonreía a su mejor amiga; contenta de que fuera feliz.

—Fue una locura. En serio, chica. Mucho más de lo que esperaba de él —bromeó Taylor.

Amber sonrió.

—No parece del tipo romántico, eso es seguro. Pero probablemente sea diferente entre bastidores.

Taylor se secó los labios con la servilleta.

—Lo fue cuando se trató de esto. Sabía que era mi primera vez y que quería que fuera especial. Puso rosas, encendió velas y fue muy amable conmigo.

Amber levantó la cabeza.

—Entonces, ¿no te dolió?

Taylor movió la mano de lado a lado.

—No se parece a nada de lo que te hayan dicho. Nos hemos liado mucho a lo largo de los años. Fue especial perder mi virginidad con mi novio del instituto. Te lo juro, vamos a ser de esas minorías de parejas que superan la universidad de una sola pieza. Al menos, eso espero.

Amber agitó las manos.

—Te adora. Esperó pacientemente durante cuatro años y luego hizo todo lo posible para que fuera increíble. No habría hecho todo eso si no quisiera estar para siempre contigo. Los chicos de hoy en día son demasiado impacientes. Saben que pueden salir y conseguirlo donde sea, así que es de admirar lo que él hizo.

Taylor suspiró con una sonrisa.

—Lo sé. Es el mejor.

Amber se aclaró la garganta y habló en susurros.

—Además de toda la emoción de la primera vez, ¿cómo la tiene?

Taylor se inclinó hacia adelante y estiró las manos a veintidós centímetros de distancia.

—Más que aceptable, no sé si me entiendes, y sabía manejarla. Tuve dos orgasmos para cuando terminamos con la primera ronda.

Amber jadeó.

—¿La primera? ¿Cuántas veces lo hicisteis?

Taylor se encogió de hombros con una sonrisa.

—Varias. Es como si, una vez que se acaba la primera vez, ya no hay vuelta atrás. Todas las inhibiciones desaparecen.

Amber se abanicó de forma juguetona con la servilleta.

—Ni siquiera sabría qué hacer. Estaría buscando a tientas por todas partes.

—No, una vez que estás dentro es como si supieras qué hacer. Además, era la primera vez para los dos, así que hubo risas y algún que otro codazo. Lo hizo todo mucho más especial. —Taylor sonrió cuando la camarera se acercó, llenando su copa.

Amber se sentó y esperó a que la chica se alejara.

—Bueno, tal vez en la universidad lo descubra todo. Mi vida ha sido un flujo interminable de preparativos para poder entrar donde quiero.

Taylor gruñó.

—Sí, pero tiene que haber alguien a la vista, ¿no? Quiero decir, algún tipo que te haga sentir un cosquilleo por todas partes y mariposas cuando lo ves. Este será tu último verano libre en años. La gente suele volver de la universidad en verano, pero te conozco. Tomarás clases de verano solo para que pase más rápido.

Amber levantó las cejas.

—Bueno, las clases de verano son más baratas, eso es seguro. Y ya sabes cómo le gusta a mi padre cuando digo: «más barato». De todos modos, tengo que prepararme para Yale, los exámenes de ingreso y las tareas de verano que tendré. No tengo tiempo para un romance de verano. ¿Qué sentido tiene? Terminaría en lágrimas, por un lado y, por el otro, deseando haber estudiado más.

Taylor se rio.

—Estás loca. Tienes emociones ahí dentro, las he visto. Todo lo que digo es que no dejes pasar la vida por la universidad. Eres más que capaz de conocer a alguien y de que te vaya bien en Yale. Lo sé por todo lo extracurricular que hiciste en el colegio, además de ser la mejor de la clase.

Amber puso los ojos en blanco.

—Las extraescolares son algo muy diferentes a una relación. Solo tengo que estar en modo «súper enfoque» durante un último verano y, entonces tendré todo por lo que he trabajado tan duro. Una vez que esté allí, podré abrir mis ojos a más allá de eso. Sé que crees que no pienso en estas cosas, pero sí lo hago. Quiero una familia algún día; un marido, quizás algunos niños, pero tengo tiempo. Si el chico adecuado llamara a mi puerta, no lo echaría, pero no ha habido nadie lo suficientemente asombroso como para alejarme de lo que estoy enfocada.

Taylor dio un mordisco a su ensalada, asintiendo con la cabeza.

—Lo sé, lo entiendo. Estoy súper orgullosa de ti por ser la persona que eres. Eres de lo más tenaz. Si tuviera un cuarto de esa perseverancia tuya, iría a Yale contigo, pero, en cambio, Casey y yo haremos el circuito universitario local y conseguiremos un lugar juntos. No queremos estar separados y ninguno de los dos tiene la motivación que tú tienes. De hecho, empiezo a pensar que te has quedado con la del instituto entero.

Amber se rio mientras recogía su sándwich.

—No. No me dejé atrapar por las cosas brillantes, ¿sabes? No quería ser una idiota y pensar que podía tenerlo todo. Así que renuncié a algunas de ellas. No me arrepiento. Al menos, no todavía. Estoy demasiado ocupada eligiendo sudaderas de Yale y preparándome para el primer año de Literatura Inglesa en otoño.

Taylor estiró el brazo y tocó la mano de Amber.

—Te voy a echar de menos. Todos te vamos a echar de menos. Tu hermano se perderá y Logan también estará triste. Todos te quieren.

Amber se sonrojó.

—Yo también os echaré de menos... De hecho... No importa.

Taylor enarcó una ceja.

—Uh, no. ¿Qué ibas a decir?

Amber dejó su sándwich y se limpió las manos.

—Es algo raro que pasó anoche, pero no quiero exagerar las cosas.

Taylor se inclinó hacia adelante con entusiasmo.

—Oh, Dios mío. Dime, ¿qué es?

Amber respiró hondo.

—Anoche, o esta mañana, en realidad, Logan llegó como a las tres de la mañana completamente borracho. Giró la esquina y casi se cae encima mía. Lo llevé a la cocina, le hice un sándwich, le di agua y hablamos. Fue una conversación normal, nada fuera de lo común. Mi hermano se había ido con una chica para pasar la noche.

Taylor se burló.

—Por supuesto.

Amber se rio.

—La cuestión es que, estoy guardando las cosas en la nevera, y lo siguiente que sé es que tengo las manos de Logan alrededor de mi cintura. Me empezó a decir lo sexi que era, cómo sueña conmigo y todo lo demás.

La boca de Taylor se abrió de par en par.

—¡Oh, Dios mío! ¿Qué hiciste? ¿Lo besaste? Dime que lo besaste.

Amber arrugó su nariz.

—¡No! Apenas podía mantenerse erguido. Si te soy sincera, creo que era el alcohol el que hablaba. Estaba confundido, yo estaba en pijama, y no sabía lo que decía. Lo empujé con gracia y le dije que estaba borracho y que nos reiríamos de ello más tarde.

Taylor puso cara de disgusto.

—Chica, estás loca. He visto la forma en la que Logan te mira. Comenzó en su primer año en la universidad. Pasaste por un gran crecimiento; tus tetas se hicieron enormes y te convertiste en una diosa con curvas. Cada vez que pasas junto a él, te echa una mirada furtiva. Creo que también fue el alcohol, pero solo por el hecho de que redujo sus inhibiciones lo suficiente como para decirte la verdad. El tipo te desea de la peor manera posible.

Amber dejó caer la cara en su mano.

—¿Tú crees? No. No, eso no es verdad. Piensa en mí como una hermana pequeña.

Taylor sacudió la cabeza.

—No, no lo hace. Piensa en ti como una hermosa mujer con la que compartió casa durante esos duros años de su vida. Piensa en ti como una familia, pero como una familia de amigos, no como una fraternal. Creo que deberías lanzarte antes de irte.

Amber se rio de nuevo, sacudiendo la cabeza.

—¿Lanzarme? ¿Pierdes tu virginidad y de repente hablas como Lil' Kim? No voy a lanzarme o a hacer cualquier cosa que vaya en esa línea de pensamiento. Además, no creo que tengas razón. Creo que lo estás creando en tu cabeza porque quieres que encuentre un hombre.

Taylor se encogió de hombros.

—Quiero que seas feliz, sea lo que sea que eso signifique. Y no me lo invento, solo que no dije nada hasta ahora porque no quería que te sintieras rara con él en tu propia casa.

—No lo haría, y no lo hago, porque no creo que sea verdad —dijo Amber con firmeza.

Taylor dejó el tenedor y la miró con ojos soñadores.

—Sería como un sueño hecho realidad para ti, ¿no? No creas que he olvidado el enamoramiento que has tenido con ese chico desde que se quedó en tu casa.

Amber pudo sentir el calor en su pecho de nuevo.

—Lo sé. Fue un flechazo infantil, eso es todo.

—Fue divertido, sin embargo. ¿Recuerdas cómo solíamos sentarnos y reírnos con él toda la noche, y luego tratábamos de verlo desde la piscina? Siempre fue genial con tu hermano, y nunca mostró un lado vulnerable. —Taylor movía las cejas.

Amber le tiró la servilleta a la cara.

—Detente. Sí, estaba muy enamorada de él, hasta que, bueno...

Taylor la señaló con el dedo.

—¡Lo sabía! Todavía estás enamorada de él. Oh, Dios mío, tienes que hacer algo. Ahora no sería extraño, porque los dos estáis fuera de la escuela y os vais a marchar así que, si se pone raro, podéis desaparecer. Por supuesto, tendrías que ocultárselo a tu hermano.

Amber levantó sus hombros, cansada.

—Lo castraría en la encimera de la cocina. Jordan me protege más que mi propio padre. Nadie es lo bastante bueno para mí, ni siquiera su mejor amigo.

Amber se dio cuenta de lo que decía y sacudió la cabeza de un lado a otro.

—De todos modos, no importa, porque no va a suceder. Seguro que ya está reflexionando sobre lo que dijo, si es que se acuerda. Me evitará durante unos días y luego actuará como si nada hubiera pasado. Créeme, no está realmente interesado en mí, y no me voy a arrastrar a una tierra de fantasía en la que mis sentimientos van a salir heridos.

Taylor hizo un puchero.

—Bien, pero si pasa algo más, tienes que decírmelo enseguida. Debo estar al tanto de todo lo que te suceda este verano porque, una vez que te vayas a Yale y hagas amigos inteligentes, no seré más que un recuerdo del pasado.

—Eres ridícula. Nunca me olvidaré de ti. Y, en cuanto a Logan, puedo prometerte que tu teléfono permanecerá en silencio.

Taylor cambió de tema. Empezó a hablar de una boda a la que tenía que ir en una semana, pero la mente de Amber se quedó en Logan. No podía evitar preguntarse si había algo de verdad en lo que Taylor decía.

No podía negar que, desde la noche anterior, no había dejado de pensar en él. Se filtraba en cada pensamiento que tenía, y eso era exactamente lo que ella no quería que pasara.

 


Capítulo 3

Logan

 

Logan estaba sentado en su habitación con la televisión encendida. De vez en cuando, echaba un vistazo al pasillo para ver si Amber ya había llegado a casa de las compras con su madre. Ella ocupaba su mente desde lo sucedido la madrugada anterior, y no podía actuar como si nada hubiera pasado. La verdad era que una parte de él no se arrepentía de haber dicho lo que dijo; se trataba de algo que llevaba ya un tiempo quemándole por dentro.

Aunque tenía que admitir que, la manera en la que lo dijo, no era la mejor de todas. Además, no quería que las cosas fueran raras entre ellos; eran la única familia que realmente tenía.

El sonido de unos pasos al subir las escaleras llamó su atención, así que se movió en la cama, tratando de parecer indiferente. Miró de reojo cómo Amber pasaba por su habitación cargando con varias bolsas de la compra. Iba vestida con un largo y fluido vestido veraniego y su pelo castaño la rodeaba mientras caminaba. Un cosquilleo de nervios y calor le atravesó el estómago, pero lo echó a un lado, porque sabía que tenía que intentar suavizar las cosas.

Se sentó en su cama y silenció la televisión, dándole a Amber unos momentos para guardar sus cosas. Despacio, salió del dormitorio y caminó por el pasillo hasta la puerta abierta. Se apoyó en el marco y metió una mano en el bolsillo, mirando cómo ella sacaba la ropa de las bolsas de la compra y la sostenía para sí misma frente al espejo de cuerpo entero.

Sonrió cuando los ojos de Amber hicieron contacto con los suyos a través del reflejo y lo pilló ahí detrás suyo, observándola. Sus mejillas se volvieron rojas. Dobló el vestido en sus manos y se dio la vuelta, enfrentándolo.

—Qué bonito. ¿Es para la escuela en otoño? —preguntó Logan.

Amber se encogió de hombros, caminó hacia la cama y se sentó en ella.

—No estoy segura. Mamá estaba en uno de esos días de querer comprarlo todo, así que le seguí la corriente.

—Es bonito. Te verás muy guapa con él puesto —respondió Logan.

Amber no dijo nada, solo sonrió y miró hacia abajo. Logan respiró hondo y entró unos pasos en la habitación.

—Mira, quiero disculparme por lo que dije la otra noche. Estaba borracho... Bueno, eso no es una excusa. No quiero que las cosas se pongan incómodas entre nosotros.

Amber levantó las manos, quitándole importancia, y sonrió.

—No hay necesidad de disculparse. Todos tenemos nuestros momentos. Estamos bien.

Logan la miró de una forma un tanto sospechosa.

—Vamos, déjame llevarte a cenar. Es una cena de: «lo siento» y una cena de: «feliz graduación». Todo en una.

Amber se lo pensó un momento y luego asintió con la cabeza.

—Me gustaría mucho. Deja que me refresque un poco y te veo abajo, ¿vale?

Logan asintió y caminó hacia la puerta, golpeando el marco al salir. Una sonrisa se extendió por sus labios al llegar al pasillo, sabiendo que estaba mintiendo, ya se sentía así por ella. Aun así, tenía que mantener la calma. Ella era importante para él, y no podía dejar que las confesiones de un borracho le arruinaran eso.

Bajó las escaleras y esperó en la entrada, mirando todas las fotos que había de ellos en las paredes como si fueran una familia. El sonido de los pasos de Amber captó su atención y miró hacia arriba, justo a tiempo para verla descender las escaleras con el vestido que había estado sosteniendo frente al espejo. Por delante era suelto y caía en forma de cascada hasta el suelo.

Cuando se giró en la escalera, pudo ver que su espalda estaba completamente expuesta. El color malva y la tela clara complementaban a la perfección con su piel clara y sus rasgos oscuros. Tuvo que alejar las chispas que salían disparadas a través de su pecho.

Extendió el brazo y Amber se agarró a él.

—¿Vamos?

La condujo hasta su todoterreno, la ayudó a entrar en el lado del pasajero y cerró la puerta. Después, se dirigió al lado del conductor y salieron como tantas otras veces. Esta vez, sin embargo, era diferente. Estaba tranquilo, pero no de una manera incómoda. Cruzó Los Ángeles hasta las playas que hay a las afueras de la ciudad. Allí había un restaurante que él sabía que a ella le encantaba.

—Sabes todo lo que me gusta, ¿no? —se rio.

Logan se encogió de hombros.

—Presto atención, de vez en cuando.

Los dos entraron y se sentaron en una mesa. Logan pidió un refresco y Amber levantó una ceja.

—¿No hay alcohol esta noche?

Logan se rio entre dientes.

—Creo que ya bebí suficiente alcohol la otra noche por un tiempo. No quiero estropear la cena con mis divagaciones de borracho.

Amber se rio. Inmediatamente, la conversación giró en torno a la escuela, sus ideas de negocios y todo lo demás. Hablaron como si nada hubiera pasado, y fue una de las mejores conversaciones que Logan recordaba haber tenido con ella. No pudo evitar que le sorprendiera darse cuenta de lo animada y hermosa que estaba, sentada en el restaurante, hablando con entusiasmo sobre su futuro. Su risa era embriagadora.

Antes de que se dieran cuenta, el tiempo había pasado volando y eran casi los últimos en abandonar el restaurante.

—Probablemente deberíamos dejar de molestar a esta gente.

Amber hizo un puchero.

—Me estaba divirtiendo mucho.

Logan sacó la tarjeta y se la dio a la camarera.

—Entonces, no dejemos que termine. Conozco un lugar secreto en la playa donde podemos ir y hablar. Debería de haber una manta en la parte de atrás de mi todoterreno para sentarnos.

Amber le sonrió a la camarera cuando regresó.

—Eso suena perfecto. No es que haya pasado mucho tiempo en la playa, últimamente.

Logan firmó el recibo y cerró el portafolios, empujando su silla hacia atrás.

—Bien. Vámonos, entonces.

Salieron del restaurante y agarraron la manta de la parte trasera del todoterreno. El restaurante ya estaba en la playa, y estaba a solo 10 minutos a pie de la zona aislada que Logan había encontrado años atrás. Sujetó con suavidad a Amber de la mano mientras se quitaba las sandalias y pisaba la arena fresca. La soltó a pesar de que no quería, y pasearon tranquilos por la playa.

—¿No echarás de menos todo esto cuando vayas a Yale? —preguntó Logan.

Amber asintió.

—Por supuesto que sí. Voy a echar de menos el clima, la playa, a mi familia…, pero he trabajado muy duro para poder ir allí. En realidad, estoy muy nerviosa, pero no es que no vaya a volver. Espero que, cuando termine la universidad, pueda encontrar un trabajo aquí y así estar cerca de mi familia y de mis amigos. ¿Y qué hay de ti?

—No me veo yendo a ninguna parte en un futuro muy próximo. A ver, hay unas prácticas en la Costa Este, pero no creo que vaya a conseguirla. Llegué tarde a la solicitud.

Amber le pasó la mano por el brazo.

—Eso no lo sabes. Sé positivo.

Logan se rio.

—Siempre estás feliz, excepto cuando te preparabas para la prueba de acceso. Todos nos mantuvimos alejados durante ese momento. No queríamos quedar atrapados entre los estudios y tu furia.

Amber jadeó y le dio una palmada en el brazo, ambos riéndose.

—Supongo que durante toda mi vida solo me centré en entrar en Yale.

Logan la miró mientras caminaban.

—¿Y ahora?

Amber sacudió la cabeza y se encogió de hombros.

—No lo sé. Supongo que sobrevivir a Yale será mi próxima aventura.

Logan se detuvo y señaló un punto con la mano.

—Arriba, sobre estas rocas, está nuestra próxima parada.

Amber escaló la pared de roca y saltó a un pequeño nicho de la playa, apartado del resto del mundo. A su alrededor había altos acantilados y, gracias a la pared de roca, permanecían ocultos de la vista de cualquiera.

—¿Cómo encontraste este lugar?

Logan dejó la manta.

—Lo encontré en el instituto, cuando solía salir a pasear. Durante la marea alta casi todo permanece bajo el agua.

Amber se sentó en el extremo de la manta, con los pies metidos en la arena.

—Es perfecto.

Logan no pudo evitar pensar lo mismo, pero en vez de mirar la playa, sus ojos se fijaban en Amber. Se sentó a su lado y se llevó las rodillas al pecho, con los pies en la arena. Se sentaron relajados, tranquilos, mirando el agua y viendo cómo las olas se deslizaban por la orilla. Amber, de forma juguetona, le arrojó arena con los pies, y él se la devolvió. Comenzaron a coquetear, arrojándose arena el uno al otro. Amber se rio fuerte mientras agarraba un puñado y se lanzaba sobre él para lanzársela.

Logan la agarró de la mano y comenzaron a luchar, rodando en la manta hasta que él quedó encima de ella, con sus ojos fijos en los suyos. Su mano se aflojó y ella se lo quedó mirando, mientras él no dejaba de mirarla a ella. La pasión entre ellos fue casi instantánea, y ninguno de los dos pudo contenerse. Logan se inclinó y presionó su boca contra la de ella, probando la dulzura de sus labios. Ella levantó las manos y le pasó los dedos por el pelo, acercándolo.

Inclinó la cabeza hacia un lado y le pasó la lengua sobre los labios, separándolos y sintiendo el frente de sus dientes. Exploró su boca con la suya, con sus cuerpos presionados con fuerza el uno contra el otro. Ella separó las piernas y las levantó, envolviéndolas alrededor de su cintura. Podía sentir su polla cada vez más dura y salvaje dentro de los pantalones y la presionó contra ella, frotándola suavemente hacia abajo. Ella jadeó, sus bocas aún cerradas, e inclinó sus caderas hacia arriba.

La pasión que sentían el uno por el otro era cada vez mayor. A Logan le costaba recuperar el aliento; no quería nada más que arrancarle el vestido y hacerla suya. Era tan sexi, y su cuerpo se movía como las olas del océano detrás de él. Era erótico, prohibido, pero no había forma de que pudiera renunciar a la oportunidad. Era una de las chicas más fascinantes y hermosas que había visto, y era, sin lugar a duda, con la que quería pasar la noche en la playa.

El calor atravesó el cuerpo de Logan, haciendo que cada parte de él palpitara por la anticipación. Sin embargo, al tocar la suave piel de Amber y sentir el calor que emanaba de su cuerpo, se dio cuenta de algo; el motivo de la cena, se suponía que era para disculparse por lo de la otra noche. Por lo visto, no era necesaria ninguna disculpa.

Logan se inclinó hacia atrás lo suficiente como para poder mirarla a la cara, mientras le apartaba un mechón de pelo que se le había quedado pegada en la mejilla. La miró durante varios segundos, intentando leer la pasión de su cara.

—¿Estás segura de que quieres hacer esto? Quiero decir, sé que es repentino y que somos básicamente familia. Solo que no...

Amber le puso los dedos en los labios y lo hizo callar.

—Estoy segura. He querido hacer esto desde hace mucho tiempo. Lo que dijiste la otra noche fue algo con lo que siempre había soñado que escucharía oírte decir. Y esto... Esto es perfecto.

Logan sonrió y se inclinó, besando suavemente sus labios.

—Bien, porque me siento exactamente igual.

El rostro de Amber se ensombreció de repente, y Logan la miró preocupado.

—¿Qué pasa?

Amber respiró hondo.

—Es mi primera vez.

La besó de forma suave y se inclinó hacia abajo, susurrándole al oído.

—Está bien. Exploraremos esto juntos. Iré muy despacio.

Amber levantó la cabeza y besó los labios de Logan, tirando de él hacia abajo. Logan no recordaba un momento en el que hubiera tenido que controlarse más de lo que lo estaba haciendo en ese momento, pero sentir las sensuales curvas de Amber debajo de él era perfecto, y no iba a estropearlo por nada del mundo.



 

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