PÁGINAS

miércoles, 22 de julio de 2020

FRAGMENTO: Mi nuevo jefe de Mia Ford








—Oh, Dios mío. —Si una cosa más se me cae de las cajas, voy a perder la cabeza. Mudarse a un lugar nuevo es increíblemente difícil, sobre todo cuando tienes que subir un enorme tramo de escaleras porque el ascensor no funciona. Pero ¿qué opción me queda? No cuento con ayuda ya que no tengo a nadie. Tampoco podría haberme quedado en casa, no me quedaba nada allí, así que esto es todo. —Joder.
Me inclino y recojo la lámpara, colocándola con cuidado sobre las cajas, esperando que se equilibre durante el resto del viaje. Si no, tendré que dejarla en las escaleras y esperar a que nadie la robe o tropiece con ella. Por suerte, parece que se queda donde está, dándome la oportunidad de subir un poco más. Mientras subo, pienso en todo lo que he dejado atrás, todo de lo que quiero escapar. Sobre todo en mi horrible padrastro, David.
Mi madre ha estado con él desde que tengo memoria. Nunca conocí a mi padre, así que él ha sido mi único modelo masculino, y no uno bueno. Gracias a él, mi vida ha estado llena de gritos, rabia y violencia. Por culpa de David y por lo que ha hecho para separar a mi familia, nunca mantuve una estrecha relación con mi madre, aunque me hubiera gustado tenerla, como cualquier niña en circunstancias normales.
También obstaculizó mis amistades. Quería contar con gente a mi lado que me consolara, pero no podía dejar acercarse a nadie. Erigí unos muros a mi alrededor, así que nunca hice buenas amistades con nadie, y menos en lo que a relaciones se refiere. Cuando otras chicas empezaban a explorar el sexo opuesto, yo seguía siendo demasiado cerrada. Me concentré solo en mis estudios y en la posibilidad de escapar. Sabía que necesitaba contar con una buena educación para seguir adelante, así que eso es lo que he hecho. Me perdí muchas cosas, pero el sacrificio valió la pena porque no quería quedarme con David. Alejarme lo más posible de él siempre ha sido mi objetivo final. Por supuesto, me encantaría que mi madre estuviera conmigo, me encantaría alejarla de David, pero está atrapada con él, ahora no es el momento.
Por eso estoy sola y concentrada en el futuro que me espera. Ayudaré a mi madre cuando venga a mí, espero que sea pronto, pero por ahora tengo que concentrarme en mí misma. Y mi educación ha valido la pena porque, finalmente, he conseguido el trabajo de mis sueños y estoy deseando empezar.
—Oh, por el amor de Dios. —Pongo los ojos en blanco. Algo más se me ha caído de la caja. Ni siquiera llego a ver lo que es. Empiezo a estar agotada. Necesito descansar un instante—. Bueno, eso puede quedarse ahí...
—¿Te ayudo? —De repente, me sobresalta el sonido de una voz suave como el chocolate detrás de mí. Por supuesto, con el susto, se me caen varias cosas más—. ¿Estás bien?
—Eh... —Intento girar para ver quién me habla, pero no puedo en este ángulo debido a la estrechez de la escalera—. Sí, estoy bien. Siento que se me hayan caído tantas cosas. Me estoy mudando.
—Oh, si quieres, puedo ayudarte —se ofrece—. Tengo algo de tiempo.
Trato de rechazar su oferta porque resulta demasiado vergonzoso, aunque me encantaría recibir ayuda de cualquiera en este momento. Entonces, me quita la caja, llevándola como si no pesara nada. Y, con esos fuertes bíceps, supongo que no es ninguna sorpresa. Es alto, de aspecto fuerte, con pelo oscuro y penetrantes ojos azules. Un hombre perfecto como el que jamás podría imaginar y estoy tan perdida en mis pensamientos que no puedo decir nada, ni siquiera darle las gracias. Me echo para atrás para que pase y clavo la mirada en el suelo mientras el calor de la humillación sonroja mis mejillas. Tal vez era mucho mejor cuando lo hacía yo sola. Puede que su presencia me lo haga más difícil...
—¿A qué número vas? —me pregunta con una sonrisa—. Por cierto, me llamo Will.
—Al ocho dos —susurro—. Está muy arriba. Lo siento.
—¡Oh, ese apartamento está al lado del mío! —Parece sorprendido, pero ni la mitad que yo. Ni siquiera pensé en qué vecinos tendría, pero saber que él lo será es otra cosa—. Eso lo hace mucho más fácil. De hecho, puedo ayudarte con el resto si quieres.
—Genial. —De nuevo, noto cómo me ruborizo—. Yo me llamo Serena. Muchas gracias.
Es como un caballero de brillante armadura, uno desesperadamente guapo. El tipo de protagonista de los cuentos de hadas que me encantaban de niña. Solía soñar con que era la princesa a la que un malvado trol encerraba en una alta torre y que esperaba a que mi príncipe azul viniera a buscarme. Sin embargo, ningún príncipe me rescató, yo misma salí de esa situación, pero ahora me siento como la damisela en apuros a la que salva el culo el héroe del piso de al lado...
—Así que, ¿te mudas aquí? —me pregunta Will mientras subimos—. ¿Alguna razón en particular?
—Acabo de terminar la universidad y conseguí un trabajo en esta zona que me emociona mucho. —No puedo evitar que una enorme sonrisa se extienda por mi cara al pensar en el trabajo. Estoy deseando comenzar mi nueva vida—. Y en cuanto a este bloque de apartamentos en particular... bueno, es asequible, ¿no? —Dejé escapar una risa—. Así que, por eso...
Pero al mirar a este chico, me pregunto si me he equivocado con mis palabras. Desde luego, él no parece que tenga que elegir su casa porque el alquiler sea asequible. El traje hecho a medida que se amolda perfectamente a su cuerpo grita dinero por sí solo. Por lo que si él también vive aquí, debe haber una razón para ello.
—Sí, está bien. —Asiente con la cabeza y sonríe, no se ha ofendido por mis comentarios—. Me gusta porque queda cerca del trabajo...
—¡Igual me pasa a mí! —interrumpo, demasiado efusiva—. Sí, está a poca distancia, lo cual es importante.
Finalmente llegamos a mi nuevo apartamento y abro la puerta de par en par. Intento no avergonzarme del desorden que hay por todas partes porque él debe saber lo que sucede cuando te mudas. Estoy segura de que no me juzgará...
—Oh, mira... ¡me encanta ese libro! —Will agarra uno de la parte superior de la pila de mis novelas y sonríe—. Tienes buen gusto, Serena. También me gusta tu colección de películas. Puede que necesite echar un vistazo a tu música.
—¿En serio? Oh, bueno, gracias. Los libros han sido mi refugio mientras crecía.
—Y los míos. —Su sonrisa hace que mi corazón se detenga una vez más. ¿Tiene que ser tan condenadamente guapo? Me está dificultando la respiración. Parece ser un poco mayor que yo, pero no me mira por encima del hombro—. Me encanta leer...
Charlamos sobre nuestro amor por los libros durante un rato, conectando a un nivel que no esperaba, y cuanto más me ayuda Will, más descubrimos que compartimos aficiones comunes. Intento no perder la cabeza porque es la primera persona que conozco desde que empecé mi nueva vida y el primer hombre, pero noto cómo las mariposas revolotean en mi estómago, desconcertándome por completo.
Mi mente imagina todo tipo de locuras... cosas que no creo que deba soñar despierta. Sus labios, sus manos, su lengua... Dios, no estoy preparada para eso todavía.
—Apuesto a que te alegras de que el apartamento esté algo amueblado —comenta Will mientras colocamos las últimas cajas—. Significa que no tienes que pasar horas preparando la cama para tener un sitio donde dormir.
—Eso es verdad. —Asiento con énfasis—. Aunque voy a tener que pasar el resto de la semana deshaciendo las maletas, lo cual no resulta un pensamiento muy agradable. —Pongo las manos en jarras—. Ni siquiera sé por dónde empezar. Desearía que todo ya estuviera hecho.
Decidí mudarme antes de empezar en el trabajo porque sabía que este me mantendrá ocupada. Demasiado para organizarse al mismo tiempo. Probablemente debería empezar ahora, pero no estoy de humor. Estoy agotada y solo quiero relajarme...
—Sabes, si soy el único vecino que conoces —comienza Will—, entonces es mi deber invitarte a cenar esta noche. Para acostumbrarte un poco a tu nuevo hogar. ¿No crees?
Me sonríe descaradamente, haciéndome comprender que es más una oferta real que un deber, lo que por supuesto hace que mi corazón se acelere aún más. Nunca he comido con un hombre antes, nunca me han besado, y mucho menos tenido una cita. Esto se trata más de una amistad que de algo romántico, pero es lo más cerca que he estado de salir con un novio y me asusta. Tanto que casi quiero rechazar su oferta...
Pero no puedo decirle que no. No puedo rechazarlo. Se trata de nuevas experiencias, de crecer y convertirme en la mujer que siempre he querido ser. Salir a cenar con Will será un gran comienzo. ¿Y qué más voy a hacer? Sentarme aquí, sola, deseando haber aceptado su invitación. Lamentando la idiotez de decirle que no.
—Claro. —Oh, Dios, ¿realmente acabo de decir eso?—. Claro, suena genial.
Sus ojos se abren con sorpresa o alegría. Espero que sea de alegría.
—Estupendo, bueno, te daré algo de tiempo por si quieres cambiarte. Estaré al lado. Ven y llama a mi puerta cuando estés lista para irte. —Se frota la barriga—. Estoy listo para comer cuando tú lo estés. Me muero de hambre después del trabajo. Ha sido un día muy largo.
Me despido de él como una idiota y en cuanto cierra la puerta, me pongo a saltar como una loca. Esto es una locura, ¿no? Voy a salir a cenar el primer día. Esto puede haber sido lo mejor que he podido hacer. Ahora, por fin, siento que puedo respirar y crecer. Sin David a mi alrededor, puedo ser yo misma.
—¡Madre mía! —Me agarro el pecho mientras mi pulso late desbocado—. Este podría ser el primer día del resto de mi nueva vida.






Entro en mi apartamento casi vacío, disfrutando de la alegría de estar en casa. Una de las primeras cosas que compré cuando mi negocio creció fue la mansión, pero está bastante lejos de la oficina y como trabajo muchas horas, el viaje se me hace un poco duro. Por eso alquilé este apartamento para venir entre semana, ya que mi despacho está a la vuelta de la esquina. De todos modos, en casa no tengo ninguna responsabilidad, así que esto es perfecto.
Me proporciona la tan ansiada separación entre el trabajo y los fines de semana. No es bueno mezclarlo todo. Me ayuda a mantener un equilibrio entre el trabajo y la vida que necesito.
Pero nunca había hablado con otro de los vecinos del edificio, solo intercambiar algunos simples saludos. No tengo tiempo para conocerlos, además no son realmente mis vecinos. Aunque en mi casa tampoco tengo vecinos. Solo la tierra que me rodea por todas partes. Pero hoy... hoy ha sido diferente.
—Serena —susurro mientras pienso en su melena pelirroja y sus ojos color avellana. Esa pequeña belleza es mucho más de lo que aparenta a simple vista. Puede que no lo haya descubierto todavía, pero sé que está ahí—. ¿Qué te hace tan especial, Serena?
Me cautivó desde el primer momento en que la vi forcejeando con sus cosas en las escaleras. Algo en ella me llamó la atención y no creo que fuera solo su sexi trasero. Supe inmediatamente que quería hablar con ella, que necesitaba ayudarla, y como parece que está sola, me alegro de haberlo hecho. Estoy aún más contento porque pude averiguar más cosas sobre ella y tenemos mucho en común. Es bastante más joven que yo, debe tener unos veintiún años porque acaba de terminar la universidad, mientras que yo tengo veintinueve pero, de alguna manera, nos las arreglamos para tener mucho en común. Y me intriga de un modo que no esperaba.
Por eso la invité impulsivamente a cenar, porque quiero saber más sobre ella. No se parece a nadie que haya conocido antes, en el fondo hay algo muy diferente en Serena y quiero descubrir el qué. Quiero ver si las chispas que me ha hecho sentir son algo real. Sin embargo, debo tener cuidado, necesito proteger mi corazón de todas las formas posibles porque no puedo permitir que me atrapen otra vez. No después de lo que me pasó. Esto sería incluso peor porque Serena y yo somos vecinos. No podría evitarla, nos encontraríamos en los pasillos todo el tiempo, sería extremadamente complicado.
No quería pensar en Molly en un momento como este, pero resultaba inevitable. Estaba claro que la iba a recordar al plantearme la posibilidad de salir con otra persona porque ella me rompió el corazón y lo hizo trizas. No tenía ni idea en qué me estaba metiendo cuando me casé con la mujer que creí que sería el amor de mi vida. No sabía que solo le importaba una cosa de mí, pero lo descubrí de la manera más desgarradora posible en nuestro primer aniversario: se casó conmigo por mi dinero y quería el divorcio. Nada había sido real, nunca se preocupó por mí y lo nuestro había acabado.
Fue patético porque traté de luchar por ella. Luché y luché a pesar de que la había perdido antes de empezar. Tardé en dejarla ir y, tres años después de nuestro divorcio, todavía tengo cicatrices en el corazón. Me aterra dejar entrar a alguien en mi vida y no sé si podré recuperarme de ello.
Pero, con Serena, quiero intentarlo. Quiero darle una oportunidad. Solo tengo que autoprotegerme, no dejando que sepa quién soy. Si cree que soy Will, y no William Brent, el dueño de la Corporación Brent, entonces, si le gusto, será por lo que soy y lo que puedo ofrecerle. Serena no parece una cazafortunas, aunque tampoco lo parecía Molly.
—Todo irá bien —trato de convencerme a mí mismo—. Esta vez saldrá bien. No dejes que Molly lo estropee todo.
No he tenido noticias de mi ex. Ya estaba con otro antes de divorciarnos, no sé sigue con él todavía o si también se quedó con el dinero de ese tío tras dejarle y darse a la nueva vida de nuevo. Aunque tampoco tengo intención de averiguarlo, ya no me preocupa y dondequiera que esté, Molly no está pensando en mí, así que no debería molestarme.
—Serena es distinta, eso está claro.
Tengo un buen presentimiento, esto va a ir bien y mi instinto no siempre se equivoca. Estoy emocionado deseando que Serena llame a la puerta y que veamos dónde puede llevarnos esto. De todas formas no debería dejarme llevar. Es solo una cena, no una propuesta de matrimonio...




Oh, Dios mío. Mirar a Serena al otro lado de la mesa a la luz de las velas hace que mi corazón se acelere de una forma que no esperaba. Solo llevamos juntos un par de horas, y ya es la mejor primera cita de mi vida. No conozco mucho a Serena, solo desde hace unas horas, pero nos entendemos. Se ríe de verdad de todas mis bromas, comparte mi sentido del humor y, además, conectamos a un nivel muy profundo. Tenemos un montón de cosas en común y, al parecer, nos gusta lo mismo, por lo que nunca nos quedamos sin saber qué decir.
—¿Quieres postre? —le pregunto a Serena mientras el camarero retira los platos—. Hacen unos pasteles estupendos...
—En realidad… —Se muerde el labio inferior al tiempo que se ruboriza, lo que me hace preguntarme si está pensando en algo más... sexi. Es pura seducción cuando me mira así—. Vi una heladería cuando veníamos de camino y me encantaría ir, si te parece bien.
Ni siquiera me decepciona que no esté pensando en el sexo. Por supuesto, no está pensando en eso. No sé cómo estoy tan seguro, pero es demasiado dulce e inocente para eso. Es un encanto. Me gusta mucho más que si solo quisiera saltarme encima porque, entonces, no sería especial.
—Eso suena perfecto. —Llamo al camarero para que me dé la cuenta—. Te gusta mucho el dulce, ¿eh?
—Oh, bueno… la verdad es que sí. —Su risa tiene un bonito tono musical—. El helado puede ser para morirse.
—Si estás pensando en la misma heladería que yo, entonces su helado es el mejor. —Pago la cuenta sin siquiera echarle un vistazo. Noto que Serena alza las cejas, pero creo que es porque ni siquiera le di la oportunidad de ofrecer pagar su parte. Cuando lo pienso no creo que esté preocupada por el dinero, ni siquiera puedo imaginarla pensando de esa manera—. Te encantará. El sabor de su helado de tarta de queso de fresas es el mejor. Me lo como imaginando que estoy en las páginas del libro...
—Oh, yo sé cuál es. —Por supuesto. Vi ese libro en su piso—. Sí, vamos y actuemos como si estuviéramos siguiendo el libro.
Cada sonrisa, cada risa suya es increíble. Parecía tan estresada y un triste cuando la conocí en las escaleras. Supongo que esto debe ser un gran cambio para Serena si es la primera vez que se muda. Me alegro de poder ayudar a que esa transición sea un poco más fácil para ella.
Nuestro paseo a la heladería está inundado de risas y diversión. De pronto, mis barreras se derrumban a mi alrededor sin que yo siquiera les dé permiso para hacerlo. Serena simplemente tiene ese increíble efecto en mí. Y cuando llegamos al mostrador y saca la cartera para pagar los helados, sin dejarme invitarla esta vez, me quedo aturdido hasta la médula. Como la gente sabe que tengo dinero, nunca me han invitado a nada. Puede que solo sea un helado, pero significa mucho para mí.
—Necesitamos sentarnos junto a la ventana si vamos a recrear la escena del libro. —Serena me toma del brazo y me arrastra con ella—. No sé si puedes recordarlo todo, pero podemos intentarlo.
Desde luego, no la recordamos cómo el autor la escribió, pero es muy divertido intentarlo. Creo que nunca me he reído tanto en mi vida. Incluso me duele la barriga.
Me gusta. Mi corazón late con fuerza ante ese pensamiento. Sí, me gusta mucho.
De hecho, me gusta tanto que no quiero que la noche termine. Mientras la acompaño por las escaleras hacia su apartamento, me sorprende lo rápido que ha pasado la noche. Ha sido demasiado rápido. Nada me gustaría más que inventar una excusa para que podamos continuar un poco más, pero seguro que si la invito al mío pensará que estoy buscando algo más. Serena es demasiado especial para eso, no quiero apresurar las cosas con ella. Es tan diferente.
—Bueno, gracias por una noche divertida. —Se vuelve para sonreírme ante la puerta de su apartamento—. La cena fue estupenda y lo del helado muy divertido. Ha ido mucho mejor de lo que esperaba.
—Yo también he disfrutado mucho. —De pronto, me encuentro acercándome a ella con la fuerza de un imán. Afortunadamente, a Serena no parece disgustarle. Ella levanta la cabeza para mirarme—. Fue increíble.
Tomo sus mejillas entre las manos y me pierdo en sus cálidos y reconfortantes ojos por un momento, disfrutando de nadar en la intensidad de su mirada. Pero no pasa mucho antes de que el imán me arrastre aún más cerca de ella. Tan cerca que mis labios rozan los suyos y la reclamo con mi boca. Sus labios suaves y carnosos acarician los míos y sus brazos me rodean la cintura. Me acerca más a ella y lo hago de buena gana.
Dios, esto se siente tan bien, y a juzgar por el gemido inadvertido que se escapa de la garganta de Serena, ella también lo está disfrutando.






¿Qué estoy haciendo? Me estoy perdiendo en este beso, Will me tiene sorprendida de la mejor manera posible. Puede que nunca me hayan besado hasta ahora, pero he escuchado a otras chicas hablar de buenos y malos besos, y tengo que decir que este supera completamente mis expectativas. Este hombre es increíble.
Debo tener cuidado. Ya lo sé. Incluso cuando me acerco a Will y dejo que mi lengua serpentee entre sus labios, reclamando una parte de él, sé que tengo que ser inteligente. No debería enamorarme tan rápido de un hombre que acabo de conocer, aunque parezca absolutamente perfecto. No solo tiene las mismas aficiones que yo e incluso está dispuesto a hacer el idiota conmigo, fingiendo interpretar unas páginas de un libro que a ambos nos encanta, sino que su corazón también late como un loco.
«¿Podría tener tanta suerte?», me pregunto mientras sus labios crean una tormenta en la boca de mi estómago. «¿He conocido al hombre adecuado?»
Seguramente, no es posible, sobre todo para alguien como yo que no ha tenido suerte en la vida... aunque, tal vez, por eso exactamente me está pasando esto ahora. Tal vez sea mi hora. Dios, eso sería maravilloso.
Por desgracia, ambos nos separamos y Will apoya su frente contra la mía. En esta postura, me pierdo en su mirada, atesorando el cálido sentimiento que ha creado dentro de mí.
—No quiero que esta noche termine —susurro, apenas reconociéndome. Nunca había sido tan atrevida, pero eso es porque tampoco he tenido la oportunidad. Tal vez esta sea realmente yo—. ¿Quieres entrar?
Asiente con la cabeza, ocultando cualquier sorpresa que seguro que debe sentir por mi sugerencia. No sé cuánto ha leído en mí, pero seguro que se ha dado cuenta de mi falta de experiencia. Ese beso ha sido increíble para mí, aunque probablemente Will ha notado que ha sido el primero que he dado. Sin embargo, aún sabiendo eso, él todavía quiere pasar tiempo conmigo, no lo he asustado... esto es bueno.
Además, si después se torna raro, vive en la puerta de al lado. No hay ninguna posibilidad de que se sienta incómodo.
—Un segundo. —Abro el bolso en busca de mis llaves—. Pero no te fijes en el desorden. No olvides que me llevaste a cenar antes de que pudiera ordenar mis cosas. Hay cajas por todas partes.
Se ríe a carcajadas y asiente con la cabeza.
—Está bien. Asumiré la culpa. Ese desastre es culpa mía.
Una vez que entramos en mi apartamento, la espesa niebla de la tensión sexual es lo único que puedo percibir. Es casi sofocante, me siento atrapada por el deseo, pero no me parece una experiencia abrumadora. La presencia de Will me calma y me hace sentir bien.
—¿Quieres beber algo? —murmuro—. En realidad no sé lo que tengo...
—No, no quiero beber nada. —Sus brazos me rodean en un instante, su toque electrizante hace estragos en mi mente y desaparece cualquier pensamiento racional de ella. Es como si no estuviera ninguno—. Te quiero.
Dios, esto es una locura, es demasiado, pero sin darme la oportunidad de pensar, me doy la vuelta y lo beso una vez más. Mi segundo beso es tan maravilloso como el primero, los fuegos artificiales estallan como locos dentro de mí, causando un cosquilleo en todo mi cuerpo. El impulso de envolverme alrededor de él me cubre de la cabeza a los pies, creando un lado primitivo y animal desconocido para mí.
—Yo también te quiero —exclamo mientras sus labios se mueven desde los míos hasta mi garganta. Cada parte de mi piel hipersensible se inunda de necesidad cuando sus labios la saludan. No está siendo lento y constante con mi cuerpo, no me trata como si no supiera lo que estoy haciendo, está tomando el control y dejando vía libre a su pasión, que es exactamente lo que necesito—. Espera... —Dios... esto se siente tan bien. ¿Qué más me va a hacer?—. Vamos al dormitorio.
Se aparta de mí y rodeo sus dedos en los míos mientras me lleva a mi dormitorio. Conoce la distribución porque coincide con la suya y está encantado de tomar la delantera. Gracias a Dios porque también lo necesito. Mi cama es mínima, tiene un par de almohadas, una sábana fina y una manta encima, pero a Will no le molesta. Está enfocado solo en mí, como si sus ojos quisieran grabar cada centímetro de mi cuerpo en su memoria. Su mirada es dulce y embriagadora. Sería feliz si me siguiera mirando así siempre.
Will me arrastra a sus brazos y me besa con fuerza antes de acostarme en mi cama con su cuerpo sobre el mío. Pesa, pero de una manera agradable, y mientras nos besamos un poco más, paso mis manos por su amplia espalda. Sus músculos se sienten muy bien bajo mis dedos, aunque la tela de su camisa me molesta.
Lo empujo hacia atrás con una sonrisa juguetona en mis labios e intento con todas mis fuerzas desnudarlo, pero desafortunadamente estoy temblando demasiado para lograrlo. Mis nervios, además de la intensidad de su mirada, son demasiado para mí. Por suerte, esto no molesta a Will. Se sienta y de una manera que parece casi un auténtico striptease, se quita la camisa despacio, provocando que yo jadee al verlo. Sabía que tendría un cuerpo impresionante. Está guapísimo con ropa, pero sin ella... es intimidantemente guapo.
—Ahora te toca a ti. —Asiente en mi dirección mientras se baja los pantalones, quedándose en calzoncillos, una prenda ajustada que deja muy poco a la imaginación—. Si quieres, por supuesto. Puedo estar medio desnudo si lo prefieres...
Mi corazón late con fuerza contra mi caja torácica, amenazando con salir disparado. Este es Will siendo amable conmigo, dándome una opción, una opción para salir de esto sin ninguna incomodidad. Mis nervios quieren que acepte antes de hacer algo de lo que me arrepentiré, pero al mismo tiempo una parte mucho más grande de mí necesita seguir adelante porque palpita por él. Nunca me he sentido así y no creo que mi cuerpo me perdone si dejo pasar esta oportunidad. Ya está gritando para experimentarlo dentro de mí.
Nunca imaginé cómo iba a perder mi virginidad, simplemente pensé que un día sucedería, y esto se siente como si fuera a ser así. ¿Por qué no? Tengo un buen presentimiento con este hombre.
Así que, con valentía, me saco el vestido por la cabeza. Mi pulso continúa latiendo mientras mi carne desnuda se revela, pero Will tiene esta manera de ser, este deseo bailando feliz en su mirada, que impide el sentirme cohibida. Le gusta el aspecto de mi cuerpo, lo que hace que quiera mostrarle más. Así que, con mis ojos fijos en él, llevo las manos a la espalda y me desabrocho el sujetador. Lo dejo caer al suelo y veo como él sonríe.
—Vaya —exclama en voz baja—. Eres tan hermosa, Serena. Espero que lo sepas.
¿Cómo podrían no afectarme estas palabras? ¿Cómo podría evitar que mi adicción por él me inundara? Will es perfecto, es el hombre que nunca supe que necesitaba en mi vida, y me gusta.
Viene a por mí rápidamente, haciéndome tumbar en la cama, y toma mi pezón izquierdo entre sus labios. Mientras chupa y lame, haciendo que mis pechos y mi corazón se aceleren con la necesidad, sus manos se agarran a mi culo y juguetea con la tela de mis bragas. Puedo sentirlo, casi. Es increíble, pero no lo suficiente, necesito más.
—Te necesito —gimoteo—. Dios, Will, te deseo tanto. Siénteme, por favor.
Parece que no puede resistirse a esas palabras. En un segundo, es como si mi ropa interior se hubiera derretido y sus dedos exploran mi húmeda entrada. Arqueo la espalda, girando mis caderas hacia él, permitiendo que mis ojos se cierren para sentir cada parte de él mientras me da lo que quiero.
—Oh, joder —gimo en un éxtasis agonizante—. Esto se siente tan bien. Quiero más. Te quiero a ti.
Mete la mano en el bolsillo del pantalón y saca un pequeño envoltorio plateado. Me apoyo en los codos para observarlo con atención para ver lo que hace porque no estoy segura. Pero en cuanto abre el paquete con los dientes y saca un condón, lo entiendo. Por supuesto. Tenemos que ser muy cuidadosos.
Se me atasca el aliento en la garganta mientras él se baja los calzoncillos y su miembro se libera. Es enorme, más grande de lo que esperaba. ¿Qué se supone que debo hacer con eso? Oh, Dios, ¿qué hará conmigo? Aún así, no siento miedo, es más bien anticipación. Mientras se enfunda, desearía ser yo quien tocara su palpitante erección, preparándome para lo que está por venir. Pero soy demasiado tímida para tomar el control de esa manera.
Will se inclina hacia abajo para saludar mi cuerpo una vez más, con sus manos en mi pelo, sus labios en los míos y su polla burlándose de mi entrada. En ese momento la anticipación alcanza mi punto de ebullición. Puede que esté nerviosa, pero deseo que no se contenga por más tiempo. Arqueo mi espalda una vez más, rogándole que se deslice dentro de mí antes de perder la cabeza.
Afortunadamente, Will parece desearme tanto como yo a él, así que me da lo que necesito. Con un poderoso empujón, golpea profundamente dentro de mí y me da todo lo que deseaba y mucho más. Dejo escapar un grito, consumida por la pasión y el placer, que sigue llegando cada vez que su cuerpo se encuentra con el mío.
Gimo mientras el placer se arrastra a través de mí y no puedo contenerme mientras llego al orgasmo. Me alegro de que mientras mi cuerpo se descontrola bajo esta intensa dicha, mi vecino de al lado está conmigo o ahora estaría aporreando mi puerta para quejarse por semejante escándalo. Pero ¿quién hubiera imaginado que el sexo me descontrolaría de una forma tan salvaje y que me transformaría en un animal? Bueno, ahora que lo he probado una vez, quiero hacerlo de nuevo. No quiero que termine nunca. Perder mi virginidad con Will ha sido lo correcto porque ha desatado un dragón del deseo que no será domesticado.



Capítulo 4 - William



La luz atraviesa la ventana del dormitorio, despertándome antes de estar listo para ello. Supongo que debería saltar de la cama para ser el primero en llegar a la oficina como siempre, pero no es frecuente que me levante con una mujer hermosa en mis brazos, y quiero aprovecharlo. Mis empleados se las arreglarán solos. Ahora mismo, quiero pasar un poco más de tiempo con Serena...
Dios, se está convirtiendo rápidamente en mi nueva obsesión. Soy adicto a ella después de una sola cita y una noche de intensa pasión que no se parece a nada que haya experimentado antes. Si no tengo cuidado, terminaré perdiendo la cabeza por otra mujer. Aunque indiscutiblemente creo que esta es la definitiva.
Me incorporo y sonrío a la bella durmiente que está a mi lado. Tiene una dulce mirada angelical, pero aún más cuando está durmiendo. Cada una de sus inhalaciones y exhalaciones están inundadas de calor y bondad. No podría estar más contento con que sea ella la persona que ha alquilado este apartamento.
—Desayuno —susurro para mí mismo—. Voy a hacerle el desayuno. No tiene comida en la casa.
Salgo de la cama, con cuidado de no despertarla, y recojo mi ropa y mis llaves. Tengo mucha comida en mi apartamento, los armarios están siempre llenos, así que esto será un buen regalo para que ella se despierte. Quiero tratar a Serena de una forma más dulce de lo que lo he hecho en el pasado con otras mujeres. De una forma que no precisa dinero, sino corazón. Siento que ella se lo merece. Aún no sé por qué terminó aquí, pero me da la impresión de que no ha sido un camino fácil.
Casi me río mientras hago el paseo de la vergüenza de vuelta a mi apartamento. No es que sea realmente un paseo, más bien unos pocos pasos, ni tampoco se trata de vergüenza porque lo ocurrido entre nosotros no ha sido una aventura de una noche, sino el comienzo de algo especial, estoy seguro. Pero aún así, alejarme con sigilo, aunque sea para prepararle el desayuno en lugar de para echar a correr, parece tonto.
Pero mientras pongo la radio, canturreo la canción que suena mientras cocino huevos con bacon para la primera mujer que me ha hecho sentir algo durante mucho tiempo, años de hecho, no me parece tonto. Simplemente soy feliz. La esperanza florece en mi pecho y estoy seguro de que este encuentro será algo que recordaré durante toda mi vida. Puede que me esté dejando llevar, pero eso lo que siento.
—Capullo sentimental. —Me rio para mí mismo—. ¿Qué demonios te ha pasado? Estás siendo demasiado romántico...
Una vez que la comida está lista, la sirvo en unos platos que traeré más tarde para limpiar porque Serena ya tiene suficiente. No quiero añadirle más trabajo extra y con ese pensamiento en mente, vuelvo a su apartamento. Dejé la puerta ligeramente entreabierta para poder entrar, y me alegro cuando la encuentro asustada en la cocina.
—Oh, Dios, has traído comida. —Se ríe débilmente—. Pensé que acababas de irte corriendo. Intentaba decidir si era algo por lo que debía enfrentarme a ti o no. No sé cómo debería actuar en esta situación...
—¡Bueno, siempre deberías defenderte! —le aseguro—. No dejes que nadie te falte al respeto, pero eso no es lo que estaba haciendo. —Levanto los platos para que vea la comida—. Estaba cocinando para ti. Espero que te guste el bacon.
Gime en éxtasis y se sienta en la pequeña mesa que tiene en su apartamento. Me uno a ella y nos sentamos juntos, comiendo como un feliz y viejo matrimonio. Bueno, aparte de las miradas lujuriosas de vez en cuando y el pensamiento de que cualquier cosa puede pasar en cualquier momento. Serena parecía nerviosa anoche, pero ahora se la ve mucho más tranquila, incluso da la sensación de que pudiera desnudarme aquí mismo. Algo que por supuesto le dejaría hacer encantado.
—¿No tienes que trabajar hoy? —me pregunta con una ceja alzada—. No quiero hacerte llegar tarde. Nos quedamos dormidos.
—Puedo entrar un poco más tarde. —Me encojo de hombros—. Tengo un buen jefe.
—¿En serio? —Sus ojos se abren de par en par—. ¿Uno que te deja elegir tu propio horario? Vaya, debes ser importante para la empresa. Desde luego, no recuerdo que me propusieran eso en ninguno de los empleos que solicité.
Necesito cambiar de tema antes de que termine diciendo algo demasiado revelador. Ni siquiera quiero mencionar que soy el jefe de mi compañía porque eso se acerca demasiado a la verdad.
—Y tú, ¿cuándo empiezas a trabajar?
—Mañana. —Un escalofrío de excitación recorre su columna—. Lo que no me da mucho tiempo para arreglar todo esto. Estaba pensando que lo podría haber hecho anoche, pero me distraje un poco.
Ella sonríe y no puedo resistirme a inclinarme sobre la mesa para besarla suavemente. ¿Cómo diablos pudo pensar que la abandonaría cuando tenemos este tipo de química? Es tan intensa que hace que me dé vueltas la cabeza. Tendría que estar loco para alejarme de esta mujer. Por suerte, ni siquiera deseo intentarlo.
Por desgracia, antes de que nuestro beso se convierta en algo más, lo cual estoy seguro que estaba a punto de suceder, me suena el móvil. Serena se aleja de mí, y sé que no tengo más remedio que responder. Conociendo mi suerte, será alguien de la oficina, demostrando que no pueden arreglárselas sin mí.
Y sí, enseguida descubro que tengo razón. Mi secretaria personal, Caroline, me necesita porque ha habido algún tipo de brecha en el sistema informático y le preocupa que pueda afectar a la seguridad. Mierda. Eso no puedo ignorarlo solo porque quiera pasar más tiempo con Serena.
—Lo siento —le digo con pesar a esta bella pelirroja—. Necesito irme a la oficina.
—Ajá, así que tus horas no son tan flexibles después de todo. —Se ríe—. Adelante. Vuelve más tarde, si quieres.
Estoy seguro de que debe saber con certeza que volveré esta noche. No me canso de ella. Pero por ahora todo lo que puedo hacer es darle un último beso con la promesa de lo que vendrá después...




Los nervios me atraviesan mientras me detengo ante la puerta de Serena una vez más, esperando que ella responda. Es la única mujer que me ha hecho sentir nervioso desde hace años, lo que seguro que es una señal de que ya estoy muy metido. Pero todo lo que quiero hacer es involucrarme más, averiguar más y ver en qué se puede convertir esto...
—Hola. —Tan pronto como abre la puerta, cualquier ansiedad se disipa. Gracias a Dios que Serena parece feliz de verme. Todas las horas pasadas resolviendo el problema de la oficina han sido tortuosas solo porque no podía estar con ella. Me parecían una pérdida de tiempo—. Me alegro de verte de nuevo, Will. ¿Cómo te fue en el trabajo?
Nada más entrar en su apartamento me doy cuenta de que está cocinando. Huele tan bien que, de inmediato, mi estómago gruñe de hambre. Me concentro tanto en ese delicioso olor que tardo un momento en reparar en que hay papeles por todas partes. Serena ha estado trabajando en algo.
—¿Qué ha pasado aquí? —le pregunto con curiosidad—. Has estado ocupada...
—Oh, claro. —De prisa, recoge los papeles y veo cuánto ha organizado. Supongo que el hecho de que me llamaran para ir al despacho le vino bien—. Sí. Verás, empiezo mi nuevo trabajo mañana y he estado estudiando un poco. Quiero estar preparada, saber todo lo que pueda. Sé que aún estaré muy verde en muchas cosas, pero es un comienzo.
—Vaya... —Estoy impresionado. Sería estupendo que algunos de mis futuros empleados hicieran lo mismo. Muchos están totalmente perdidos al empezar. Intenté hablar con Recursos Humanos sobre ello, pero dijeron que la gente tiene que solicitar tantos puestos a la vez que eso es de esperar. Es difícil encontrar empleo. Como no sé lo que es estar en el mercado laboral, intento entenderlo, pero ver a Serena cambia mucho las cosas. Lo está dando todo, asegurándose de que será la mejor empleada posible. Pero no puedo felicitarla de la manera que me gustaría porque todavía no le he dicho que tengo mi propia empresa. Eso es algo que haré cuando sea el momento adecuado.
—Bueno, si estás ocupada, siempre puedo volver... —Me ofrezco, sin querer molestarla— más tarde o mañana.
—No, quédate, por favor. —Me sonríe—. Ya he estudiado bastante por hoy. Además, he empezado a preparar la cena y he hecho demasiada comida para una persona sola. Quería que volvieras. —Se encoge de hombros y se ríe—. Te he estado esperando todo el día —reconoce honesta y abiertamente.
—Esa es una oferta que no puedo rechazar. Pero ¿hay algo que pueda hacer por ti mientras tanto?
—En realidad, esperaba que te encargaras de la estantería mientras termino la cena. No he tenido tiempo en todo el día y solo tú entenderías lo importante que es este trabajo. No podía confiar en nadie más.
Una oleada de ternura me atraviesa. Esto es solo otro recordatorio de nuestra intensa conexión. El hecho de que Serena sepa que puede confiar en mí para una tarea tan importante significa mucho, así que sé que lo haré bien. Me pondré a ello y ordenaré los libros como si fueran míos. Sé que de esa manera, le gustará.
—A sus órdenes, jefa. —Simulo un saludo militar—. Grítame si hago algo mal.
Siento orgullo cuando me ocupo de ello, colocando los libros de una manera que me hace sonreír. Puede que esté agotado después de un duro día de trabajo, pero todavía me siento con fuerzas de hacer esto por Serena. Las sonrisas que ella me lanza desde la cocina también me sirven de estímulo, llenándome de felicidad con cada segundo que pasa.
Esto parece cosa del destino. Serena se muda al apartamento de al lado y siento que el universo me está enviando una señal, y es una que me niego a ignorar. Voy a deshacerme de todas mis preocupaciones pasadas. Es hora de superar lo de Molly para siempre. Lo que ella me hizo es un hecho aislado. Ahora, estoy con Serena y deseo hacerla lo más feliz posible... empezando por esta noche. Le daré una noche apasionante que nunca olvidará.



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