—Oh, Dios mío. —Si una cosa más se me cae de las
cajas, voy a perder la cabeza. Mudarse a un lugar nuevo es increíblemente
difícil, sobre todo cuando tienes que subir un enorme tramo de escaleras porque
el ascensor no funciona. Pero ¿qué opción me queda? No cuento con ayuda ya que
no tengo a nadie. Tampoco podría haberme quedado en casa, no me quedaba nada
allí, así que esto es todo. —Joder.
Me inclino y recojo la lámpara, colocándola con
cuidado sobre las cajas, esperando que se equilibre durante el resto del viaje.
Si no, tendré que dejarla en las escaleras y esperar a que nadie la robe o
tropiece con ella. Por suerte, parece que se queda donde está, dándome la
oportunidad de subir un poco más. Mientras subo, pienso en todo lo que he
dejado atrás, todo de lo que quiero escapar. Sobre todo en mi horrible
padrastro, David.
Mi madre ha estado con él desde que tengo memoria.
Nunca conocí a mi padre, así que él ha sido mi único modelo masculino, y no uno
bueno. Gracias a él, mi vida ha estado llena de gritos, rabia y violencia. Por
culpa de David y por lo que ha hecho para separar a mi familia, nunca mantuve
una estrecha relación con mi madre, aunque me hubiera gustado tenerla, como
cualquier niña en circunstancias normales.
También obstaculizó mis amistades. Quería contar
con gente a mi lado que me consolara, pero no podía dejar acercarse a nadie.
Erigí unos muros a mi alrededor, así que nunca hice buenas amistades con nadie,
y menos en lo que a relaciones se refiere. Cuando otras chicas empezaban a
explorar el sexo opuesto, yo seguía siendo demasiado cerrada. Me concentré solo
en mis estudios y en la posibilidad de escapar. Sabía que necesitaba contar con
una buena educación para seguir adelante, así que eso es lo que he hecho. Me
perdí muchas cosas, pero el sacrificio valió la pena porque no quería quedarme
con David. Alejarme lo más posible de él siempre ha sido mi objetivo final. Por
supuesto, me encantaría que mi madre estuviera conmigo, me encantaría alejarla
de David, pero está atrapada con él, ahora no es el momento.
Por eso estoy sola y concentrada en el futuro que
me espera. Ayudaré a mi madre cuando venga a mí, espero que sea pronto, pero
por ahora tengo que concentrarme en mí misma. Y mi educación ha valido la pena
porque, finalmente, he conseguido el trabajo de mis sueños y estoy deseando empezar.
—Oh, por el amor de Dios. —Pongo los ojos en
blanco. Algo más se me ha caído de la caja. Ni siquiera llego a ver lo que es. Empiezo
a estar agotada. Necesito descansar un instante—. Bueno, eso puede quedarse
ahí...
—¿Te ayudo? —De repente, me sobresalta el sonido
de una voz suave como el chocolate detrás de mí. Por supuesto, con el susto, se
me caen varias cosas más—. ¿Estás bien?
—Eh... —Intento girar para ver quién me habla,
pero no puedo en este ángulo debido a la estrechez de la escalera—. Sí, estoy
bien. Siento que se me hayan caído tantas cosas. Me estoy mudando.
—Oh, si quieres, puedo ayudarte —se ofrece—. Tengo
algo de tiempo.
Trato de rechazar su oferta porque resulta
demasiado vergonzoso, aunque me encantaría recibir ayuda de cualquiera en este
momento. Entonces, me quita la caja, llevándola como si no pesara nada. Y, con
esos fuertes bíceps, supongo que no es ninguna sorpresa. Es alto, de aspecto
fuerte, con pelo oscuro y penetrantes ojos azules. Un hombre perfecto como el que
jamás podría imaginar y estoy tan perdida en mis pensamientos que no puedo
decir nada, ni siquiera darle las gracias. Me echo para atrás para que pase y clavo
la mirada en el suelo mientras el calor de la humillación sonroja mis mejillas.
Tal vez era mucho mejor cuando lo hacía yo sola. Puede que su presencia me lo
haga más difícil...
—¿A qué número vas? —me pregunta con una sonrisa—.
Por cierto, me llamo Will.
—Al ocho dos —susurro—. Está muy arriba. Lo
siento.
—¡Oh, ese apartamento está al lado del mío! —Parece
sorprendido, pero ni la mitad que yo. Ni siquiera pensé en qué vecinos tendría,
pero saber que él lo será es otra cosa—. Eso lo hace mucho más fácil. De hecho,
puedo ayudarte con el resto si quieres.
—Genial. —De nuevo, noto cómo me ruborizo—. Yo me
llamo Serena. Muchas gracias.
Es como un caballero de brillante armadura, uno
desesperadamente guapo. El tipo de protagonista de los cuentos de hadas que me
encantaban de niña. Solía soñar con que era la princesa a la que un malvado
trol encerraba en una alta torre y que esperaba a que mi príncipe azul viniera
a buscarme. Sin embargo, ningún príncipe me rescató, yo misma salí de esa
situación, pero ahora me siento como la damisela en apuros a la que salva el
culo el héroe del piso de al lado...
—Así que, ¿te mudas aquí? —me pregunta Will mientras
subimos—. ¿Alguna razón en particular?
—Acabo de terminar la universidad y conseguí un
trabajo en esta zona que me emociona mucho. —No puedo evitar que una enorme sonrisa
se extienda por mi cara al pensar en el trabajo. Estoy deseando comenzar mi nueva
vida—. Y en cuanto a este bloque de apartamentos en particular... bueno, es
asequible, ¿no? —Dejé escapar una risa—. Así que, por eso...
Pero al mirar a este chico, me pregunto si me he
equivocado con mis palabras. Desde luego, él no parece que tenga que elegir su
casa porque el alquiler sea asequible. El traje hecho a medida que se amolda
perfectamente a su cuerpo grita dinero por sí solo. Por lo que si él también vive
aquí, debe haber una razón para ello.
—Sí, está bien. —Asiente con la cabeza y sonríe,
no se ha ofendido por mis comentarios—. Me gusta porque queda cerca del
trabajo...
—¡Igual me pasa a mí! —interrumpo, demasiado efusiva—.
Sí, está a poca distancia, lo cual es importante.
Finalmente llegamos a mi nuevo apartamento y abro
la puerta de par en par. Intento no avergonzarme del desorden que hay por todas
partes porque él debe saber lo que sucede cuando te mudas. Estoy segura de que
no me juzgará...
—Oh, mira... ¡me encanta ese libro! —Will agarra
uno de la parte superior de la pila de mis novelas y sonríe—. Tienes buen
gusto, Serena. También me gusta tu colección de películas. Puede que necesite echar
un vistazo a tu música.
—¿En serio? Oh, bueno, gracias. Los libros han
sido mi refugio mientras crecía.
—Y los míos. —Su sonrisa hace que mi corazón se
detenga una vez más. ¿Tiene que ser tan condenadamente guapo? Me está
dificultando la respiración. Parece ser un poco mayor que yo, pero no me mira
por encima del hombro—. Me encanta leer...
Charlamos sobre nuestro amor por los libros
durante un rato, conectando a un nivel que no esperaba, y cuanto más me ayuda
Will, más descubrimos que compartimos aficiones comunes. Intento no perder la
cabeza porque es la primera persona que conozco desde que empecé mi nueva vida
y el primer hombre, pero noto cómo las mariposas revolotean en mi estómago,
desconcertándome por completo.
Mi mente imagina todo tipo de locuras... cosas que
no creo que deba soñar despierta. Sus labios, sus manos, su lengua... Dios, no
estoy preparada para eso todavía.
—Apuesto a que te alegras de que el apartamento
esté algo amueblado —comenta Will mientras colocamos las últimas cajas—. Significa
que no tienes que pasar horas preparando la cama para tener un sitio donde
dormir.
—Eso es verdad. —Asiento con énfasis—. Aunque voy
a tener que pasar el resto de la semana deshaciendo las maletas, lo cual no resulta
un pensamiento muy agradable. —Pongo las manos en jarras—. Ni siquiera sé por
dónde empezar. Desearía que todo ya estuviera hecho.
Decidí mudarme antes de empezar en el trabajo
porque sabía que este me mantendrá ocupada. Demasiado para organizarse al mismo
tiempo. Probablemente debería empezar ahora, pero no estoy de humor. Estoy
agotada y solo quiero relajarme...
—Sabes, si soy el único vecino que conoces —comienza
Will—, entonces es mi deber invitarte a cenar esta noche. Para acostumbrarte un
poco a tu nuevo hogar. ¿No crees?
Me sonríe descaradamente, haciéndome comprender
que es más una oferta real que un deber, lo que por supuesto hace que mi
corazón se acelere aún más. Nunca he comido con un hombre antes, nunca me han
besado, y mucho menos tenido una cita. Esto se trata más de una amistad que de
algo romántico, pero es lo más cerca que he estado de salir con un novio y me
asusta. Tanto que casi quiero rechazar su oferta...
Pero no puedo decirle que no. No puedo rechazarlo.
Se trata de nuevas experiencias, de crecer y convertirme en la mujer que
siempre he querido ser. Salir a cenar con Will será un gran comienzo. ¿Y qué
más voy a hacer? Sentarme aquí, sola, deseando haber aceptado su invitación.
Lamentando la idiotez de decirle que no.
—Claro. —Oh, Dios, ¿realmente acabo de decir eso?—.
Claro, suena genial.
Sus ojos se abren con sorpresa o alegría. Espero
que sea de alegría.
—Estupendo, bueno, te daré algo de tiempo por si
quieres cambiarte. Estaré al lado. Ven y llama a mi puerta cuando estés lista
para irte. —Se frota la barriga—. Estoy listo para comer cuando tú lo estés. Me
muero de hambre después del trabajo. Ha sido un día muy largo.
Me despido de él como una idiota y en cuanto
cierra la puerta, me pongo a saltar como una loca. Esto es una locura, ¿no? Voy
a salir a cenar el primer día. Esto puede haber sido lo mejor que he podido
hacer. Ahora, por fin, siento que puedo respirar y crecer. Sin David a mi
alrededor, puedo ser yo misma.
—¡Madre mía! —Me agarro el pecho mientras mi pulso
late desbocado—. Este podría ser el primer día del resto de mi nueva vida.
Entro en mi apartamento casi vacío, disfrutando de
la alegría de estar en casa. Una de las primeras cosas que compré cuando mi
negocio creció fue la mansión, pero está bastante lejos de la oficina y como
trabajo muchas horas, el viaje se me hace un poco duro. Por eso alquilé este apartamento
para venir entre semana, ya que mi despacho está a la vuelta de la esquina. De
todos modos, en casa no tengo ninguna responsabilidad, así que esto es
perfecto.
Me proporciona la tan ansiada separación entre el
trabajo y los fines de semana. No es bueno mezclarlo todo. Me ayuda a mantener
un equilibrio entre el trabajo y la vida que necesito.
Pero nunca había hablado con otro de los vecinos
del edificio, solo intercambiar algunos simples saludos. No tengo tiempo para
conocerlos, además no son realmente mis vecinos. Aunque en mi casa tampoco
tengo vecinos. Solo la tierra que me rodea por todas partes. Pero hoy... hoy ha
sido diferente.
—Serena —susurro mientras pienso en su melena pelirroja
y sus ojos color avellana. Esa pequeña belleza es mucho más de lo que aparenta
a simple vista. Puede que no lo haya descubierto todavía, pero sé que está ahí—.
¿Qué te hace tan especial, Serena?
Me cautivó desde el primer momento en que la vi
forcejeando con sus cosas en las escaleras. Algo en ella me llamó la atención y
no creo que fuera solo su sexi trasero. Supe inmediatamente que quería hablar
con ella, que necesitaba ayudarla, y como parece que está sola, me alegro de
haberlo hecho. Estoy aún más contento porque pude averiguar más cosas sobre
ella y tenemos mucho en común. Es bastante más joven que yo, debe tener unos
veintiún años porque acaba de terminar la universidad, mientras que yo tengo
veintinueve pero, de alguna manera, nos las arreglamos para tener mucho en
común. Y me intriga de un modo que no esperaba.
Por eso la invité impulsivamente a cenar, porque
quiero saber más sobre ella. No se parece a nadie que haya conocido antes, en
el fondo hay algo muy diferente en Serena y quiero descubrir el qué. Quiero ver
si las chispas que me ha hecho sentir son algo real. Sin embargo, debo tener cuidado,
necesito proteger mi corazón de todas las formas posibles porque no puedo
permitir que me atrapen otra vez. No después de lo que me pasó. Esto sería incluso
peor porque Serena y yo somos vecinos. No podría evitarla, nos encontraríamos
en los pasillos todo el tiempo, sería extremadamente complicado.
No quería pensar en Molly en un momento como este,
pero resultaba inevitable. Estaba claro que la iba a recordar al plantearme la
posibilidad de salir con otra persona porque ella me rompió el corazón y lo
hizo trizas. No tenía ni idea en qué me estaba metiendo cuando me casé con la
mujer que creí que sería el amor de mi vida. No sabía que solo le importaba una
cosa de mí, pero lo descubrí de la manera más desgarradora posible en nuestro
primer aniversario: se casó conmigo por mi dinero y quería el divorcio. Nada
había sido real, nunca se preocupó por mí y lo nuestro había acabado.
Fue patético porque traté de luchar por ella.
Luché y luché a pesar de que la había perdido antes de empezar. Tardé en dejarla
ir y, tres años después de nuestro divorcio, todavía tengo cicatrices en el
corazón. Me aterra dejar entrar a alguien en mi vida y no sé si podré
recuperarme de ello.
Pero, con Serena, quiero intentarlo. Quiero darle
una oportunidad. Solo tengo que autoprotegerme, no dejando que sepa quién soy.
Si cree que soy Will, y no William Brent, el dueño de la Corporación Brent,
entonces, si le gusto, será por lo que soy y lo que puedo ofrecerle. Serena no
parece una cazafortunas, aunque tampoco lo parecía Molly.
—Todo irá bien —trato de convencerme a mí mismo—.
Esta vez saldrá bien. No dejes que Molly lo estropee todo.
No he tenido noticias de mi ex. Ya estaba con otro
antes de divorciarnos, no sé sigue con él todavía o si también se quedó con el
dinero de ese tío tras dejarle y darse a la nueva vida de nuevo. Aunque tampoco
tengo intención de averiguarlo, ya no me preocupa y dondequiera que esté, Molly
no está pensando en mí, así que no debería molestarme.
—Serena es distinta, eso está claro.
Tengo un buen presentimiento, esto va a ir bien y
mi instinto no siempre se equivoca. Estoy emocionado deseando que Serena llame
a la puerta y que veamos dónde puede llevarnos esto. De todas formas no debería
dejarme llevar. Es solo una cena, no una propuesta de matrimonio...
Oh, Dios mío. Mirar a Serena al otro lado de la
mesa a la luz de las velas hace que mi corazón se acelere de una forma que no
esperaba. Solo llevamos juntos un par de horas, y ya es la mejor primera cita de
mi vida. No conozco mucho a Serena, solo desde hace unas horas, pero nos entendemos.
Se ríe de verdad de todas mis bromas, comparte mi sentido del humor y, además,
conectamos a un nivel muy profundo. Tenemos un montón de cosas en común y, al parecer,
nos gusta lo mismo, por lo que nunca nos quedamos sin saber qué decir.
—¿Quieres postre? —le pregunto a Serena mientras
el camarero retira los platos—. Hacen unos pasteles estupendos...
—En realidad… —Se muerde el labio inferior al
tiempo que se ruboriza, lo que me hace preguntarme si está pensando en algo
más... sexi. Es pura seducción cuando me mira así—. Vi una heladería cuando
veníamos de camino y me encantaría ir, si te parece bien.
Ni siquiera me decepciona que no esté pensando en el
sexo. Por supuesto, no está pensando en eso. No sé cómo estoy tan seguro, pero
es demasiado dulce e inocente para eso. Es un encanto. Me gusta mucho más que
si solo quisiera saltarme encima porque, entonces, no sería especial.
—Eso suena perfecto. —Llamo al camarero para que
me dé la cuenta—. Te gusta mucho el dulce, ¿eh?
—Oh, bueno… la verdad es que sí. —Su risa tiene un
bonito tono musical—. El helado puede ser para morirse.
—Si estás pensando en la misma heladería que yo,
entonces su helado es el mejor. —Pago la cuenta sin siquiera echarle un
vistazo. Noto que Serena alza las cejas, pero creo que es porque ni siquiera le
di la oportunidad de ofrecer pagar su parte. Cuando lo pienso no creo que esté
preocupada por el dinero, ni siquiera puedo imaginarla pensando de esa manera—.
Te encantará. El sabor de su helado de tarta de queso de fresas es el mejor. Me
lo como imaginando que estoy en las páginas del libro...
—Oh, yo sé cuál es. —Por supuesto. Vi ese libro en
su piso—. Sí, vamos y actuemos como si estuviéramos siguiendo el libro.
Cada sonrisa, cada risa suya es increíble. Parecía
tan estresada y un triste cuando la conocí en las escaleras. Supongo que esto
debe ser un gran cambio para Serena si es la primera vez que se muda. Me alegro
de poder ayudar a que esa transición sea un poco más fácil para ella.
Nuestro paseo a la heladería está inundado de
risas y diversión. De pronto, mis barreras se derrumban a mi alrededor sin que
yo siquiera les dé permiso para hacerlo. Serena simplemente tiene ese increíble
efecto en mí. Y cuando llegamos al mostrador y saca la cartera para pagar los
helados, sin dejarme invitarla esta vez, me quedo aturdido hasta la médula.
Como la gente sabe que tengo dinero, nunca me han invitado a nada. Puede que solo
sea un helado, pero significa mucho para mí.
—Necesitamos sentarnos junto a la ventana si vamos
a recrear la escena del libro. —Serena me toma del brazo y me arrastra con ella—.
No sé si puedes recordarlo todo, pero podemos intentarlo.
Desde luego, no la recordamos cómo el autor la escribió,
pero es muy divertido intentarlo. Creo que nunca me he reído tanto en mi vida.
Incluso me duele la barriga.
Me gusta. Mi corazón late con fuerza ante ese
pensamiento. Sí, me gusta mucho.
De hecho, me gusta tanto que no quiero que la
noche termine. Mientras la acompaño por las escaleras hacia su apartamento, me
sorprende lo rápido que ha pasado la noche. Ha sido demasiado rápido. Nada me
gustaría más que inventar una excusa para que podamos continuar un poco más,
pero seguro que si la invito al mío pensará que estoy buscando algo más. Serena
es demasiado especial para eso, no quiero apresurar las cosas con ella. Es tan diferente.
—Bueno, gracias por una noche divertida. —Se
vuelve para sonreírme ante la puerta de su apartamento—. La cena fue estupenda
y lo del helado muy divertido. Ha ido mucho mejor de lo que esperaba.
—Yo también he disfrutado mucho. —De pronto, me encuentro
acercándome a ella con la fuerza de un imán. Afortunadamente, a Serena no
parece disgustarle. Ella levanta la cabeza para mirarme—. Fue increíble.
Tomo sus mejillas entre las manos y me pierdo en
sus cálidos y reconfortantes ojos por un momento, disfrutando de nadar en la
intensidad de su mirada. Pero no pasa mucho antes de que el imán me arrastre
aún más cerca de ella. Tan cerca que mis labios rozan los suyos y la reclamo
con mi boca. Sus labios suaves y carnosos acarician los míos y sus brazos me rodean
la cintura. Me acerca más a ella y lo hago de buena gana.
Dios, esto se siente tan bien, y a juzgar por el
gemido inadvertido que se escapa de la garganta de Serena, ella también lo está
disfrutando.
¿Qué estoy haciendo? Me estoy perdiendo en este
beso, Will me tiene sorprendida de la mejor manera posible. Puede que nunca me hayan
besado hasta ahora, pero he escuchado a otras chicas hablar de buenos y malos
besos, y tengo que decir que este supera completamente mis expectativas. Este
hombre es increíble.
Debo tener cuidado. Ya lo sé. Incluso cuando me
acerco a Will y dejo que mi lengua serpentee entre sus labios, reclamando una
parte de él, sé que tengo que ser inteligente. No debería enamorarme tan rápido
de un hombre que acabo de conocer, aunque parezca absolutamente perfecto. No solo
tiene las mismas aficiones que yo e incluso está dispuesto a hacer el idiota
conmigo, fingiendo interpretar unas páginas de un libro que a ambos nos
encanta, sino que su corazón también late como un loco.
«¿Podría tener tanta suerte?», me pregunto
mientras sus labios crean una tormenta en la boca de mi estómago. «¿He conocido
al hombre adecuado?»
Seguramente, no es posible, sobre todo para
alguien como yo que no ha tenido suerte en la vida... aunque, tal vez, por eso
exactamente me está pasando esto ahora. Tal vez sea mi hora. Dios, eso sería
maravilloso.
Por desgracia, ambos nos separamos y Will apoya su
frente contra la mía. En esta postura, me pierdo en su mirada, atesorando el
cálido sentimiento que ha creado dentro de mí.
—No quiero que esta noche termine —susurro, apenas
reconociéndome. Nunca había sido tan atrevida, pero eso es porque tampoco he
tenido la oportunidad. Tal vez esta sea realmente yo—. ¿Quieres entrar?
Asiente con la cabeza, ocultando cualquier
sorpresa que seguro que debe sentir por mi sugerencia. No sé cuánto ha leído en
mí, pero seguro que se ha dado cuenta de mi falta de experiencia. Ese beso ha
sido increíble para mí, aunque probablemente Will ha notado que ha sido el
primero que he dado. Sin embargo, aún sabiendo eso, él todavía quiere pasar
tiempo conmigo, no lo he asustado... esto es bueno.
Además, si después se torna raro, vive en la
puerta de al lado. No hay ninguna posibilidad de que se sienta incómodo.
—Un segundo. —Abro el bolso en busca de mis llaves—.
Pero no te fijes en el desorden. No olvides que me llevaste a cenar antes de
que pudiera ordenar mis cosas. Hay cajas por todas partes.
Se ríe a carcajadas y asiente con la cabeza.
—Está bien. Asumiré la culpa. Ese desastre es
culpa mía.
Una vez que entramos en mi apartamento, la espesa
niebla de la tensión sexual es lo único que puedo percibir. Es casi sofocante,
me siento atrapada por el deseo, pero no me parece una experiencia abrumadora. La
presencia de Will me calma y me hace sentir bien.
—¿Quieres beber algo? —murmuro—. En realidad no sé
lo que tengo...
—No, no quiero beber nada. —Sus brazos me rodean
en un instante, su toque electrizante hace estragos en mi mente y desaparece
cualquier pensamiento racional de ella. Es como si no estuviera ninguno—. Te
quiero.
Dios, esto es una locura, es demasiado, pero sin
darme la oportunidad de pensar, me doy la vuelta y lo beso una vez más. Mi
segundo beso es tan maravilloso como el primero, los fuegos artificiales
estallan como locos dentro de mí, causando un cosquilleo en todo mi cuerpo. El
impulso de envolverme alrededor de él me cubre de la cabeza a los pies, creando
un lado primitivo y animal desconocido para mí.
—Yo también te quiero —exclamo mientras sus labios
se mueven desde los míos hasta mi garganta. Cada parte de mi piel hipersensible
se inunda de necesidad cuando sus labios la saludan. No está siendo lento y
constante con mi cuerpo, no me trata como si no supiera lo que estoy haciendo,
está tomando el control y dejando vía libre a su pasión, que es exactamente lo
que necesito—. Espera... —Dios... esto se siente tan bien. ¿Qué más me va a
hacer?—. Vamos al dormitorio.
Se aparta de mí y rodeo sus dedos en los míos
mientras me lleva a mi dormitorio. Conoce la distribución porque coincide con
la suya y está encantado de tomar la delantera. Gracias a Dios porque también lo
necesito. Mi cama es mínima, tiene un par de almohadas, una sábana fina y una
manta encima, pero a Will no le molesta. Está enfocado solo en mí, como si sus
ojos quisieran grabar cada centímetro de mi cuerpo en su memoria. Su mirada es
dulce y embriagadora. Sería feliz si me siguiera mirando así siempre.
Will me arrastra a sus brazos y me besa con fuerza
antes de acostarme en mi cama con su cuerpo sobre el mío. Pesa, pero de una
manera agradable, y mientras nos besamos un poco más, paso mis manos por su amplia
espalda. Sus músculos se sienten muy bien bajo mis dedos, aunque la tela de su
camisa me molesta.
Lo empujo hacia atrás con una sonrisa juguetona en
mis labios e intento con todas mis fuerzas desnudarlo, pero desafortunadamente
estoy temblando demasiado para lograrlo. Mis nervios, además de la intensidad
de su mirada, son demasiado para mí. Por suerte, esto no molesta a Will. Se sienta
y de una manera que parece casi un auténtico striptease, se quita la camisa despacio, provocando que yo jadee al
verlo. Sabía que tendría un cuerpo impresionante. Está guapísimo con ropa, pero
sin ella... es intimidantemente guapo.
—Ahora te toca a ti. —Asiente en mi dirección
mientras se baja los pantalones, quedándose en calzoncillos, una prenda
ajustada que deja muy poco a la imaginación—. Si quieres, por supuesto. Puedo
estar medio desnudo si lo prefieres...
Mi corazón late con fuerza contra mi caja
torácica, amenazando con salir disparado. Este es Will siendo amable conmigo,
dándome una opción, una opción para salir de esto sin ninguna incomodidad. Mis
nervios quieren que acepte antes de hacer algo de lo que me arrepentiré, pero
al mismo tiempo una parte mucho más grande de mí necesita seguir adelante porque
palpita por él. Nunca me he sentido así y no creo que mi cuerpo me perdone si
dejo pasar esta oportunidad. Ya está gritando para experimentarlo dentro de mí.
Nunca imaginé cómo iba a perder mi virginidad, simplemente
pensé que un día sucedería, y esto se siente como si fuera a ser así. ¿Por qué
no? Tengo un buen presentimiento con este hombre.
Así que, con valentía, me saco el vestido por la
cabeza. Mi pulso continúa latiendo mientras mi carne desnuda se revela, pero Will
tiene esta manera de ser, este deseo bailando feliz en su mirada, que impide el
sentirme cohibida. Le gusta el aspecto de mi cuerpo, lo que hace que quiera mostrarle
más. Así que, con mis ojos fijos en él, llevo las manos a la espalda y me desabrocho
el sujetador. Lo dejo caer al suelo y veo como él sonríe.
—Vaya —exclama en voz baja—. Eres tan hermosa,
Serena. Espero que lo sepas.
¿Cómo podrían no afectarme estas palabras? ¿Cómo
podría evitar que mi adicción por él me inundara? Will es perfecto, es el hombre
que nunca supe que necesitaba en mi vida, y me gusta.
Viene a por mí rápidamente, haciéndome tumbar en
la cama, y toma mi pezón izquierdo entre sus labios. Mientras chupa y lame,
haciendo que mis pechos y mi corazón se aceleren con la necesidad, sus manos se
agarran a mi culo y juguetea con la tela de mis bragas. Puedo sentirlo, casi.
Es increíble, pero no lo suficiente, necesito más.
—Te necesito —gimoteo—. Dios, Will, te deseo
tanto. Siénteme, por favor.
Parece que no puede resistirse a esas palabras. En
un segundo, es como si mi ropa interior se hubiera derretido y sus dedos exploran
mi húmeda entrada. Arqueo la espalda, girando mis caderas hacia él, permitiendo
que mis ojos se cierren para sentir cada parte de él mientras me da lo que
quiero.
—Oh, joder —gimo en un éxtasis agonizante—. Esto
se siente tan bien. Quiero más. Te quiero a ti.
Mete la mano en el bolsillo del pantalón y saca un
pequeño envoltorio plateado. Me apoyo en los codos para observarlo con atención
para ver lo que hace porque no estoy segura. Pero en cuanto abre el paquete con
los dientes y saca un condón, lo entiendo. Por supuesto. Tenemos que ser muy
cuidadosos.
Se me atasca el aliento en la garganta mientras él
se baja los calzoncillos y su miembro se libera. Es enorme, más grande de lo
que esperaba. ¿Qué se supone que debo hacer con eso? Oh, Dios, ¿qué hará
conmigo? Aún así, no siento miedo, es más bien anticipación. Mientras se
enfunda, desearía ser yo quien tocara su palpitante erección, preparándome para
lo que está por venir. Pero soy demasiado tímida para tomar el control de esa
manera.
Will se inclina hacia abajo para saludar mi cuerpo
una vez más, con sus manos en mi pelo, sus labios en los míos y su polla
burlándose de mi entrada. En ese momento la anticipación alcanza mi punto de
ebullición. Puede que esté nerviosa, pero deseo que no se contenga por más
tiempo. Arqueo mi espalda una vez más, rogándole que se deslice dentro de mí
antes de perder la cabeza.
Afortunadamente, Will parece desearme tanto como
yo a él, así que me da lo que necesito. Con un poderoso empujón, golpea
profundamente dentro de mí y me da todo lo que deseaba y mucho más. Dejo
escapar un grito, consumida por la pasión y el placer, que sigue llegando cada
vez que su cuerpo se encuentra con el mío.
Gimo mientras el placer se arrastra a través de mí
y no puedo contenerme mientras llego al orgasmo. Me alegro de que mientras mi
cuerpo se descontrola bajo esta intensa dicha, mi vecino de al lado está
conmigo o ahora estaría aporreando mi puerta para quejarse por semejante
escándalo. Pero ¿quién hubiera imaginado que el sexo me descontrolaría de una
forma tan salvaje y que me transformaría en un animal? Bueno, ahora que lo he
probado una vez, quiero hacerlo de nuevo. No quiero que termine nunca. Perder
mi virginidad con Will ha sido lo correcto porque ha desatado un dragón del
deseo que no será domesticado.
Capítulo 4 -
William
La luz atraviesa la ventana del dormitorio, despertándome
antes de estar listo para ello. Supongo que debería saltar de la cama para ser
el primero en llegar a la oficina como siempre, pero no es frecuente que me
levante con una mujer hermosa en mis brazos, y quiero aprovecharlo. Mis
empleados se las arreglarán solos. Ahora mismo, quiero pasar un poco más de
tiempo con Serena...
Dios, se está convirtiendo rápidamente en mi nueva
obsesión. Soy adicto a ella después de una sola cita y una noche de intensa
pasión que no se parece a nada que haya experimentado antes. Si no tengo
cuidado, terminaré perdiendo la cabeza por otra mujer. Aunque indiscutiblemente
creo que esta es la definitiva.
Me incorporo y sonrío a la bella durmiente que
está a mi lado. Tiene una dulce mirada angelical, pero aún más cuando está
durmiendo. Cada una de sus inhalaciones y exhalaciones están inundadas de calor
y bondad. No podría estar más contento con que sea ella la persona que ha alquilado
este apartamento.
—Desayuno —susurro para mí mismo—. Voy a hacerle
el desayuno. No tiene comida en la casa.
Salgo de la cama, con cuidado de no despertarla, y
recojo mi ropa y mis llaves. Tengo mucha comida en mi apartamento, los armarios
están siempre llenos, así que esto será un buen regalo para que ella se despierte.
Quiero tratar a Serena de una forma más dulce de lo que lo he hecho en el
pasado con otras mujeres. De una forma que no precisa dinero, sino corazón.
Siento que ella se lo merece. Aún no sé por qué terminó aquí, pero me da la
impresión de que no ha sido un camino fácil.
Casi me río mientras hago el paseo de la vergüenza
de vuelta a mi apartamento. No es que sea realmente un paseo, más bien unos
pocos pasos, ni tampoco se trata de vergüenza porque lo ocurrido entre nosotros
no ha sido una aventura de una noche, sino el comienzo de algo especial, estoy
seguro. Pero aún así, alejarme con sigilo, aunque sea para prepararle el
desayuno en lugar de para echar a correr, parece tonto.
Pero mientras pongo la radio, canturreo la canción
que suena mientras cocino huevos con bacon para la primera mujer que me ha hecho
sentir algo durante mucho tiempo, años de hecho, no me parece tonto.
Simplemente soy feliz. La esperanza florece en mi pecho y estoy seguro de que
este encuentro será algo que recordaré durante toda mi vida. Puede que me esté
dejando llevar, pero eso lo que siento.
—Capullo sentimental. —Me rio para mí mismo—. ¿Qué
demonios te ha pasado? Estás siendo demasiado romántico...
Una vez que la comida está lista, la sirvo en unos
platos que traeré más tarde para limpiar porque Serena ya tiene suficiente. No
quiero añadirle más trabajo extra y con ese pensamiento en mente, vuelvo a su
apartamento. Dejé la puerta ligeramente entreabierta para poder entrar, y me
alegro cuando la encuentro asustada en la cocina.
—Oh, Dios, has traído comida. —Se ríe débilmente—.
Pensé que acababas de irte corriendo. Intentaba decidir si era algo por lo que
debía enfrentarme a ti o no. No sé cómo debería actuar en esta situación...
—¡Bueno, siempre deberías defenderte! —le aseguro—.
No dejes que nadie te falte al respeto, pero eso no es lo que estaba haciendo. —Levanto
los platos para que vea la comida—. Estaba cocinando para ti. Espero que te
guste el bacon.
Gime en éxtasis y se sienta en la pequeña mesa que
tiene en su apartamento. Me uno a ella y nos sentamos juntos, comiendo como un
feliz y viejo matrimonio. Bueno, aparte de las miradas lujuriosas de vez en
cuando y el pensamiento de que cualquier cosa puede pasar en cualquier momento.
Serena parecía nerviosa anoche, pero ahora se la ve mucho más tranquila,
incluso da la sensación de que pudiera desnudarme aquí mismo. Algo que por
supuesto le dejaría hacer encantado.
—¿No tienes que trabajar hoy? —me pregunta con una
ceja alzada—. No quiero hacerte llegar tarde. Nos quedamos dormidos.
—Puedo entrar un poco más tarde. —Me encojo de
hombros—. Tengo un buen jefe.
—¿En serio? —Sus ojos se abren de par en par—. ¿Uno
que te deja elegir tu propio horario? Vaya, debes ser importante para la
empresa. Desde luego, no recuerdo que me propusieran eso en ninguno de los empleos
que solicité.
Necesito cambiar de tema antes de que termine
diciendo algo demasiado revelador. Ni siquiera quiero mencionar que soy el jefe
de mi compañía porque eso se acerca demasiado a la verdad.
—Y tú, ¿cuándo empiezas a trabajar?
—Mañana. —Un escalofrío de excitación recorre su
columna—. Lo que no me da mucho tiempo para arreglar todo esto. Estaba pensando
que lo podría haber hecho anoche, pero me distraje un poco.
Ella sonríe y no puedo resistirme a inclinarme
sobre la mesa para besarla suavemente. ¿Cómo diablos pudo pensar que la
abandonaría cuando tenemos este tipo de química? Es tan intensa que hace que me
dé vueltas la cabeza. Tendría que estar loco para alejarme de esta mujer. Por
suerte, ni siquiera deseo intentarlo.
Por desgracia, antes de que nuestro beso se
convierta en algo más, lo cual estoy seguro que estaba a punto de suceder, me
suena el móvil. Serena se aleja de mí, y sé que no tengo más remedio que
responder. Conociendo mi suerte, será alguien de la oficina, demostrando que no
pueden arreglárselas sin mí.
Y sí, enseguida descubro que tengo razón. Mi secretaria
personal, Caroline, me necesita porque ha habido algún tipo de brecha en el
sistema informático y le preocupa que pueda afectar a la seguridad. Mierda. Eso
no puedo ignorarlo solo porque quiera pasar más tiempo con Serena.
—Lo siento —le digo con pesar a esta bella
pelirroja—. Necesito irme a la oficina.
—Ajá, así que tus horas no son tan flexibles
después de todo. —Se ríe—. Adelante. Vuelve más tarde, si quieres.
Estoy seguro de que debe saber con certeza que
volveré esta noche. No me canso de ella. Pero por ahora todo lo que puedo hacer
es darle un último beso con la promesa de lo que vendrá después...
Los nervios me atraviesan mientras me detengo ante
la puerta de Serena una vez más, esperando que ella responda. Es la única mujer
que me ha hecho sentir nervioso desde hace años, lo que seguro que es una señal
de que ya estoy muy metido. Pero todo lo que quiero hacer es involucrarme más,
averiguar más y ver en qué se puede convertir esto...
—Hola. —Tan pronto como abre la puerta, cualquier
ansiedad se disipa. Gracias a Dios que Serena parece feliz de verme. Todas las
horas pasadas resolviendo el problema de la oficina han sido tortuosas solo
porque no podía estar con ella. Me parecían una pérdida de tiempo—. Me alegro
de verte de nuevo, Will. ¿Cómo te fue en el trabajo?
Nada más entrar en su apartamento me doy cuenta de
que está cocinando. Huele tan bien que, de inmediato, mi estómago gruñe de
hambre. Me concentro tanto en ese delicioso olor que tardo un momento en reparar
en que hay papeles por todas partes. Serena ha estado trabajando en algo.
—¿Qué ha pasado aquí? —le pregunto con curiosidad—.
Has estado ocupada...
—Oh, claro. —De prisa, recoge los papeles y veo
cuánto ha organizado. Supongo que el hecho de que me llamaran para ir al
despacho le vino bien—. Sí. Verás, empiezo mi nuevo trabajo mañana y he estado estudiando
un poco. Quiero estar preparada, saber todo lo que pueda. Sé que aún estaré muy
verde en muchas cosas, pero es un comienzo.
—Vaya... —Estoy impresionado. Sería estupendo que
algunos de mis futuros empleados hicieran lo mismo. Muchos están totalmente perdidos
al empezar. Intenté hablar con Recursos Humanos sobre ello, pero dijeron que la
gente tiene que solicitar tantos puestos a la vez que eso es de esperar. Es
difícil encontrar empleo. Como no sé lo que es estar en el mercado laboral,
intento entenderlo, pero ver a Serena cambia mucho las cosas. Lo está dando
todo, asegurándose de que será la mejor empleada posible. Pero no puedo
felicitarla de la manera que me gustaría porque todavía no le he dicho que
tengo mi propia empresa. Eso es algo que haré cuando sea el momento adecuado.
—Bueno, si estás ocupada, siempre puedo volver... —Me
ofrezco, sin querer molestarla— más tarde o mañana.
—No, quédate, por favor. —Me sonríe—. Ya he
estudiado bastante por hoy. Además, he empezado a preparar la cena y he hecho
demasiada comida para una persona sola. Quería que volvieras. —Se encoge de
hombros y se ríe—. Te he estado esperando todo el día —reconoce honesta y
abiertamente.
—Esa es una oferta que no puedo rechazar. Pero
¿hay algo que pueda hacer por ti mientras tanto?
—En realidad, esperaba que te encargaras de la
estantería mientras termino la cena. No he tenido tiempo en todo el día y solo
tú entenderías lo importante que es este trabajo. No podía confiar en nadie
más.
Una oleada de ternura me atraviesa. Esto es solo
otro recordatorio de nuestra intensa conexión. El hecho de que Serena sepa que
puede confiar en mí para una tarea tan importante significa mucho, así que sé
que lo haré bien. Me pondré a ello y ordenaré los libros como si fueran míos.
Sé que de esa manera, le gustará.
—A sus órdenes, jefa. —Simulo un saludo militar—.
Grítame si hago algo mal.
Siento orgullo cuando me ocupo de ello, colocando
los libros de una manera que me hace sonreír. Puede que esté agotado después de
un duro día de trabajo, pero todavía me siento con fuerzas de hacer esto por Serena.
Las sonrisas que ella me lanza desde la cocina también me sirven de estímulo,
llenándome de felicidad con cada segundo que pasa.
Esto parece cosa del destino. Serena se muda al
apartamento de al lado y siento que el universo me está enviando una señal, y
es una que me niego a ignorar. Voy a deshacerme de todas mis preocupaciones
pasadas. Es hora de superar lo de Molly para siempre. Lo que ella me hizo es un
hecho aislado. Ahora, estoy con Serena y deseo hacerla lo más feliz posible...
empezando por esta noche. Le daré una noche apasionante que nunca olvidará.
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