PÁGINAS

jueves, 28 de abril de 2016

FRAGMENTO: Viento del este viento del oeste

VIENTO DEL ESTE VIENTO DEL OESTE 
de Buck Pearl S

Os propongo una novela que muy pocas románticas conocen. Fue publicada en el año 1930 y es la primera novela de esta escritora. Tras su publicación obtuvo muy buenas críticas y un excelente número de ventas.
Solo 10 años después de publicarse, Pearl ganó el Premio Nobel de Literatura siendo la primera mujer norteamericana en lograr tal reconocimiento.
El libro te muestra la forma de vida tradicional china, y como esta estaba enfrentada a una nueva corriente modernista que exigía cambios, amenazando así con destruir las viejas costumbres de antaño.
No es un libro especialmente romántico, aunque nos hable del matrimonio de conveniencia no deseado de una joven muchacha, que ha sido educada para complacer a su marido. El problema es que tras estudiar medicina en el extranjero, él se ha convertido en un liberal que odia la forma de pensar machista y arcaica de su esposa. La novela nos habla de cómo esta debe cambiar dejando de ser una simple muñequita, para adaptarse a las nuevas corrientes y conseguir el amor de su marido. 
Os dejo una muestra que me gustó especialmente por si os interesa conocer algo de ella. En mi opinión es una lectura entretenida, pero tan alejada de lo que estamos actualmente acostumbradas, que creo que solo gustaría a unas pocas atrevidas.

FRAGMENTO

Cuando reflexiono sobre la manera de interesarle, de pronto toda mi inventiva me parece estéril, yerma como los arrozales después de la cosecha.
Durante las horas que paso a solas, ocupada en bordar, pienso en muchas cosas bellas y delicadas que le diría. Por ejemplo, lo mucho que le quiero. No, tenlo en cuenta, con las expresiones groseras copiadas del Oeste rapaz, sino con expresiones veladas, como ésta:
-Mi señor, ¿has visto el amanecer esta mañana? Se hubiera dicho que la tierra saltaba al encuentro del sol. Al principio, todo era oscuridad; luego, surgió la luz como una nota musical. Mi señor, yo soy tu pobre tierra, que espera.
O bien le diría, cuando en su barca se aventura, por la noche, en el lago de los lotos:
-¿Qué ocurriría si las pálidas aguas no sintieran la atracción de la luna? ¿Si la onda no fuese nunca más vivificada por su luz? Mi señor, ¡ah!, ten cuidado y vuelve sano y salvo, para que yo no me convierta, privada de ti, en una cosa pálida y sin vida.
Eso es lo que yo quisiera decirle. Pero cuando regresa, vestido con sus extrañas ropas exóticas, no me atrevo a hablarle. ¿Acaso he de persuadirme de que soy la esposa de un extranjero? Apenas me habla, sus palabras son siempre raras e indiferentes, casi no me mira. Parece como si no se diese cuenta de que llevo mi quimono de seda color melocotón y que en los cabellos, bien rociados de frescos aromas, luzco todas mis perlas.
Este es mi tormento. Hace apenas un mes que me casé…, y a sus ojos ya no soy hermosa.

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