PÁGINAS

jueves, 28 de junio de 2018

AUTORESEÑA: MAYELEN FOULER ( Los trenes del azúcar)


Corazonad@s te invita a conocer esta apasionante historia de emociones enfrentadas de la mano de su propia autora, para que así descubras cada uno de esos detalles que hacen especial su novela. 
Viaja con Mayelen a un mundo creado solo para ti junto a sus protagonistas 
Lisel y Willhelm 


Autoreseña

- EL ARGUMENTO:

Los trenes del azúcar es una novela que relata la historia de una intensa pasión en el atrayente marco de la Cuba colonial. Un hombre, una mujer, una plantación de caña de azúcar, esclavos y amores que se cruzan en un momento histórico tremendamente convulso, la Cuba de finales del siglo XIX.
En esos momentos la isla todavía conservaba algo de su esplendor económico, el que vivió en mayor medida durante el siglo XVIII y hasta mediados del XIX, gracias a la producción de caña de azúcar, tabaco y ron, recordemos que Cuba llegó a ser la primera exportadora de azúcar en Europa y Estados Unidos.

En la novela se recrea aquella época, cuidando muchísimo todos los detalles históricos para que el lector se sienta allí, como un personaje más, viviendo la trama en directo, por ello, y a través de los personajes conoceremos cómo era su vestimenta, qué música escuchaban, qué comían, sus costumbres, las de antaño, y descubriremos pequeños secretos de la historia que se van destilando en cada capítulo para mantener la atención.

Estos son los principales elementos de la narración: un romance intenso y difícil, acción en cada uno de los capítulos, suspense por descubrir un secreto del pasado que planea sobre la vida de todos los personajes, humor y una trama interesante, al menos eso he pretendido, que deleite y distraiga al lector. 

De hecho la obra se inicia en el momento en el que el protagonista, Willhelm, descubre la verdad sobre el pasado de su padre, y ese secreto es el que inicia la trama.

- PERSONAJES:

Empecemos por los personajes principales. Conformé en mi imaginación dos caracteres totalmente opuestos, que representaran en realidad el viejo y nuevo mundo. Ella es la imagen de la vieja Europa, de buenos modales, de cultura exquisita, apegada a comodidades y lujos, y él, un hombre hecho a sí mismo, un “indiano” que ha levantado todo un imperio económico a base de su propio esfuerzo y para quien el mundo de los nobles es un mundo vacío. 

Lisel y Willhelm. Lisel Sagnier es una joven educada en el Londres victoriano, con delirios de grandeza, que aspira a emparentar con la más alta aristocracia británica. Descendiente lejana de la corona francesa, del mismísimo rey Luis Felipe de Orleans y cuyo proyecto de vida es hacer un buen matrimonio que le permita seguir con su acomodada vida en Londres y por qué no, convertirse en toda una lady.
El protagonista masculino es Willhelm Baßler un hacendado de origen alemán dueño de El Guaurabo, una plantación de caña de azúcar con más de 2.500 esclavos. Un hombre acostumbrado al trabajo duro, de modales bruscos y carácter cortante.

Willhelm tendrá que hacer frente al desprecio de Lisel, que no lo considera como a uno de su clase, lo ve como a un “indiano”, nombre que recibían aquellos que hacían grandes fortunas en América pero que no eran de ilustre cuna.

La relación entre ellos da lugar a diálogos chispeantes, llenos de desafío y a situaciones muy, muy interesantes que plasman el choque de dos culturas tan diferentes.  Ella es una mujer educada en los férreos convencionalismos ingleses así que él deberá dominar la pasión que siente por ella si quiere conquistarla a pesar de tenerlo todo en contra.

Pero es muy interesante ver cómo se enfrenta el personaje de Lisel a su nuevo destino, y de hecho una imagen impactante para ella es cuando su hermoso vestido blanco de encaje roza por primera vez la tierra rojiza de la plantación.

Personajes segundarios y su importancia en la novela.
Al imaginar la novela tenía claro que quería que fuera una historia coral, porque la propia trama lo requería. Necesitaba recrear la vida de Londres, de la Barcelona de la época, con su actividad comercial, sus nobles, sus reuniones sociales y también la de la Cuba colonial, y su particular sociedad, compuesta de ricos hacendados, esclavos, negros libres, negros de sociedad… Y eso me llevó a elaborar, además de la historia principal, la de Lisel y Willhelm, otras subtramas que dieran solidez y consistencia a la obra.
Entre esa importante galería de personajes secundarios que arropan a los protagonistas destacaría a la entrañable tía Cati, la tía de Lisel; a Mbeng, la mulata libre obsesionada con Willhelm, que no duda en practicar la santería para conseguir sus propósitos; a Iyanga, el esclavo orgulloso enamorado de Mbeng; a la Santera; a la dulce Ikalidi, al marqués de Marmany, que busca conseguir el amor de Lisel; a María Antonia, la “negra de sociedad”, un personaje que pone un punto de humor y que tendrá un protagonismo especial en la relación de los dos protagonistas; a la sufrida Jana o Marina, la insoportable y caprichosa Marina, pero también tenemos a Josep, el administrador, sin olvidar al Viejo, el abuelo de Willhelm.

- ESTILO:

¿Cómo definirías tu estilo? Considero que he conseguido crear mi propio estilo, algo fundamental en un escritor, porque es lo que hará que tus lectores te identifiquen y te sigan si les gusta. Lo definiría como visual, cinematográfico, y así es como lo perciben mis lectores. ¡Busco que mis novelas se vivan, se vean! Me gusta describir con precisión las situaciones que viven los personajes, pero con las palabras y los términos necesarios para situar al lector, entiendo que no necesitamos páginas y páginas de descripción para vernos allí. Como lectora también me gusta poner a trabajar mi imaginación, y creo que así se consigue que la lectura resulte amena, ligera, que avance al ritmo que requiere la trama. Una parte esencial de mi escritura son los diálogos, que representan el 90 % de la novela, me gusta que hablen ellos, los protagonistas, que cuenten la historia de primera mano, tal como la viven, la sienten, es lo que da viveza a una obra.  

¿Cómo surgió la idea para esta novela? Pues te podría poner la fecha exacta, fue una noche de abril de 2010. Tuve la suerte de asistir a una cena que se ofreció en las antiguas caballerizas de la Quinta del Marqués de Marianao, ubicada en Cambrils, conocida como Parc Samà. Al llegar allí encontré el sendero iluminado por pequeñas velas clavadas en la tierra, frente a las caballerizas se erigía el palacete familiar, que recordaba en sus colores y formas a las casas coloniales de Cuba, las de los famosos indianos, aquellos que amasaron una gran fortuna en América y volvían, años más tarde, a su tierra natal, dedicándose a obras sociales, construyendo escuelas, hospitales… pero sobre todo, lo primero que hacían al volver era construirse una gran casa, al estilo de las que tenían en Cuba, con un inmenso jardín, con robles, tilos, altas palmeras, castaños de indias…

El Parc Samà es un trocito de Cuba, bello como pocos lugares, con fuentes y senderos que despiertan la imaginación y aquella noche se despertó la mía. Quería saber más, necesitaba y quería vivir de alguna forma aquella época, conocer a esos hombres, visitar la Cuba colonial, respirar el olor a azúcar, a ron… En definitiva, quería viajar en el tiempo y el único modo en que creí que podría hacerlo era a través de la escritura, creando una historia en la que estuvieran todos esos elementos. ¡Así nació Los trenes del azúcar!


La documentación. La documentación es una parte fundamental en mis novelas, porque amo la historia, porque soy muy exigente a la hora de recrear el ambiente y la sociedad en la que se van a mover los personajes. Es un 50 % del trabajo de escritura de una novela. Le dedico meses porque necesito saber y sentir primero lo que van a experimentar los personajes después y todo ese conocimiento me ayuda a construirlos.
Además el proceso de documentación te lleva a descubrir historias olvidadas y a conocer detalles de la historia pasada realmente interesantes. Por ejemplo, conocí la existencia de un compositor de habaneras vasco, Sebastián de Iradier, autor de El Arreglito, habanera que copió Bizet para su famosa ópera Carmen, y es increíble escuchar una y otra y comprobar que son iguales.
Disfruté muchísimo creando El Guaurabo, una antigua plantación de caña de azúcar como las que existían en los siglos XVIII Y XIX, que se descubre al lector a través de los ojos de Lisel, una recién llegada a ese mundo que ve por primera vez, al igual que el lector, la casa grande, el cementerio de los blancos y el de los negros, los bohíos, la casa de purga y más y más. Es apasionante dejarse llevar por la imaginación y vivir, mientras dura la lectura, en otra época y con otros compañeros de viaje. 
Antes de concluir esta entrevista quería agradecerte la oportunidad de presentar mi nueva novela, Los trenes del azúcar, y a los lectores les invito a subir en uno de esos viejo trenes de vapor para disfrutar de una historia intensa, llena de ritmo, de personajes cercanos, vivos y si les gusta pueden continuar con la lectura de En tierra de fuego, que el verano y las vacaciones son para viajar con la imaginación.

Pueden encontrar mis novelas tanto en formato papel como en digital, en cualquier plataforma digital: Amazon, Casa del Libro, Corte Inglés, Google play, Harlequín… o en su librería habitual.


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¡Les espero en mi mundo imaginario!
Mayelen



La Novela


SINOPSIS
Amor y pasión bajo la sombra de un secreto del pasado.
Plantación El Guaurabo. Cuba, 1895.
Willhelm Baßler, hacendado de origen alemán, es dueño de la plantación de caña de azúcar, El Guaurabo, con más de 2.500 esclavos. Diez años después de la muerte de su padre, Willhelm conoce el secreto de su pasado y decide llevar a cabo la última voluntad de su progenitor.
La joven Lisel Sagnier disfruta de una acomodada vida en Londres. Apenas recuerda nada de su pasado en Barcelona, donde reside su familia, ya que su educación y costumbres la han convertido en una exquisita y exigente dama inglesa. Sin embargo, un telegrama cambiará su vida. Su padre, ocultándole que está prácticamente arruinado, le pide que vuelva a Barcelona.
Las circunstancias harán que Lisel deba cambiar sus elegantes vestidos, sus idílicas estancias en la campiña inglesa y sus aspiraciones de formar parte de la más alta aristocracia del imperio británico por el áspero paisaje de un campo de caña de azúcar y la ruda compañía de Willhelm, un hombre acostumbrado a ganarse la vida a base de esfuerzo.
Una historia en la que el amor, los celos y las ansias de libertad harán que una extensa galería de personajes entrecrucen sus vidas en un momento histórico para la isla, que lucha por lograr su independencia de la metrópoli. Una trama que nos mostrará la vida de la plantación y de los esclavos de la época.

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