EL ASCENSOR
por Sonia López Souto
El ascensor está abarrotado pero aquella mujer se empeña en
entrar en él, empujando al resto de nosotros. El chico que se había posicionado
delante de mí minutos antes, se aprieta ahora contra mí sin poder evitarlo.
-Lo siento - murmura sin mirarme en ningún momento.
Me remuevo un poco pero eso sólo empeora las cosas. Ahora lo
tengo de frente, mi pecho contra el suyo.
-Perdón - murmuro entonces yo.
Él me mira y ambos sonreímos. Y por más extraño que parezca,
en cuanto mis ojos se posan en los suyos, tan verdes, no me siento para nada
incómoda con su cercanía.
-¿Es siempre así? - me pregunta.
-¿Eres nuevo aquí?
-Este es mi primer día - asiente.
-Una recomendación - bajo el volumen de mi voz por lo que
tiene que acercarse más a mí - Entra al menos quince minutos antes y no tendrás
problemas.
-¿Tú no sigues tus consejos? - alza una ceja divertido.
-Hoy me retrasé un poco - me encojo de hombros.
Las puertas del ascensor se abren y la carga se aligera un
poco. Podemos poner algo de distancia entre nosotros y me sorprendo a mí misma
pensando en que hubiese preferido continuar cerca de él.
-Me llamo Rodrigo - me ofrece su mano.
-Helena - la enredo con la mía y vuelve la sensación de que
ese contacto es lo que quiero.
Por un momento, ninguno de los dos libera su mano. Oímos
cómo la puerta del ascensor se abre de nuevo y más gente baja. Pero ninguno se
mueve, nuestras miradas enfrentadas y las manos todavía enlazadas.
Finalmente rompemos el contacto visual y mi mano se desliza
de la suya. Siento el vacío que su ausencia provoca en mi piel y aprieto el
puño mientras mis dientes atacan mi labio inferior.
Noto sus ojos fijos en mi boca y lo miro. Sus pupilas están
dilatadas y casi puedo imaginar que las mías se encuentran en el mismo estado
aunque no pueda verlas. Ni siquiera recuerdo que estamos en un ascensor y que
hay gente a nuestro alrededor. Yo sólo lo veo a él.
-¿Te gustaría tomar algo conmigo después del trabajo? - me
dice - ¿O estoy siendo demasiado atrevido para ti?
-Me encantaría - respondo sin pensarlo.
Una sonrisa ilumina su rostro y creo que podría morirme en
ese momento. Moriría feliz, desde luego.
-Esta es mi planta - me apresuro a salir. Las puertas ya se
cierran.
-En la entrada - alcanzo a oír antes de que terminen de cerrarse.
Y me paso toda la mañana pensando en lo increíble que será
reencontrarme con Rodrigo a la salida. Este podría ser el inicio de algo
importante.
Que lindo relato!!! \(^-^)/
ResponderEliminar... Me dejo con las ganitas de seguir leyendo ;)
Gracias!
EliminarSon relatos cortos que dejan a vuestra imaginación la elección de lo que pasará después. ;) Hay todo un mundo de posibilidades.
Un beso.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
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