PÁGINAS

jueves, 21 de enero de 2016

NOVEDAD Y FRAGMENTO: Nada prohibido de Mariel Ruggeri

 NADA PROHIBIDO DE MARIEL RUGGIERI



Nada prohibido sale a la venta el 6 de marzo y cuenta con la colaboración de D. Aviles. 

La novela está contada desde el punto de vista masculino, de nuestro protagonista: el psicólogo Maximiliano Aguirregaray. Quien ya puedo asegurarles es un hombre c.a.l.i.e.n.t.e
Podéis leer un fragmento que publicó la autora en sus redes sociales. 

ESCENA SEXUAL (RECOMENDADA PARA MAYORES DE 18 AÑOS)

(…)
No puedo creer lo que me hizo.
“—Quedate quietita” —me pidió. Y de inmediato comencé a sentir algo caliente deslizarse por mis nalgas, por mis piernas. Nunca pensé que podía ser tan excitante que me orinaran encima, pero lo cierto es que me volví loca. Compartir un acto tan privado… Esa clase de confianza, esa intimidad, me puso en llamas. Le hice caso al principio, pero luego no pude evitar las ganas de frotarme contra él, y curvé mi espalda para sentir su pene entre mis nalgas, y que el chorro de orina me pegara más cerca aún, con toda la fuerza.
“—¿Te gusta?”—me preguntó y a mí no me salieron las palabras, sólo jadeé y moví la cabeza, asintiendo. “—¿Me dejás mearte encima, y no puedo cogerte por el culo?”—me dijo, extrañado y sonriente.
“—Eso… no… duele… Y lo otro sí…” –le respondí.
Su réplica fue acariciarme las tetas y morderme un hombro. Quería darme la vuelta para besarlo, pero no me lo permitió. Continué con él a mis espaldas, jadeando en mi oído.
“—Ahhh…” –No pude evitar jadear también.
“—El dolor y el placer están a veces muy cerca”—susurró mientras me introducía una mano desde atrás, y me acariciaba el sexo. Esa frase hace tiempo que da vueltas en mi cabeza, y me estremecí al recordar cuántas veces pensé en ella en relación a él.
El jabón era lo único que se interponía entre su cuerpo y el mío. El jabón, y su pene enorme que lentamente intentaba abrirse paso entre mis nalgas.
“—No, por favor…”—rogué, aunque no muy convencida de mi negativa.
“—No voy a hacer nada que te haga daño. Nada que vos no quieras hacer. Nada prohibido…”—murmuró mientras uno de sus dedos me tocaba allí.
Lo sentí tan excitado que me dio miedo. Y junto al miedo una gran excitación también se apoderó de mí también. El dolor, y el placer. El miedo y el placer. Máximo y el placer… Tiene razón: no hubo, ni habrá, nada prohibido entre él y yo.

Emilia Fraga
NADA PROHIBIDO
(…)

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