PISCINA SOLITARIA de Lily Tempelton
Quedaba un largo tramo
hasta llegar a la pared de la piscina. Tranquila y concentrada, Isa continuó
dando brazadas hasta que fue interrumpida de pronto por un tirón en su pierna.
Su cuerpo, fue arrastrado hacia un firme y duro torso masculino, y quedó de
espaldas a éste, inmovilizada.
Desde lo más profundo de
sus pulmones brotó un aterrador grito, el cual fue callado por la mano de aquel
hombre, quien cortó el chillido al instante.
—No grites. No te puede
oír nadie—Dijo una voz varonil en su oído.
En aquel momento solo
supo que debía escapar como fuera. Intentó moverse, sin obtener resultado. Lo
volvió a intentar cuando la voz la interrumpió.
—Isabel, estate quieta—se
quedó inmóvil, ¿Cómo sabía su nombre? Había algo en esa voz que le resultaba
familiar y eso la desconcertaba, sin embargo, aun estaba totalmente confundida,
su cabeza trabajaba a mil por hora intentando descubrir quién era.
— ¿Si te suelto,
chillarás?
Isa negó con la cabeza.
Lo tenía en la punta de la lengua, todavía no sabía de quién se trataba. Él,
muy despacio retiró su mano sin esperar el mínimo movimiento aferró sus manos a
la cintura de ella y la dio vuelta quedando enfrentados.
Ambas caras enseñaron
sorpresa: ella al saber quién era por fin y él por lo cambiada que estaba.
Otro grito, pero esta vez
eufórico, rompió el silencio. Era tal la ilusión por su regreso que dé un salto
Isa se subió a la cintura de él y le abrazó con fuerza.
—Aitor, joder, ¡Ya te
vale!, Qué susto me has dado, imbécil, ¡no lo vuelvas a hacer!—le dijo
mientras le salpicaba agua a la cara.
—Vale, vale—contestó él
carcajeándose, mientras se quitaba el agua. La achuchó y se puso a hacerla
cosquillas como él sabía.
—Para, para…—suplicó ella
riéndose.
—Te voy a hacer las
preguntas del millón. ¿Qué haces aquí? ¿No deberías estar en Alemania
terminando tus exámenes?—le preguntó una vez que recuperó el aliento.
—Pues resulta, que hemos
acabado antes los exámenes, allí no hago nada, y he venido a mi casa. ¡Y eso
quisiera saber yo! ¿Se puede saber qué estás haciendo, después de tanto tiempo
sin verte, en la piscina de mis padres sola?
—Es muy sencillo, aquí
todavía no han acabado los exámenes. Tengo dos semanas de vacaciones, así que
mis padres insistieron en que viniese con ellos para despejarme. Y aquí estoy.
No hizo falta decir más.
Se comieron con la mirada unos instantes. Ella se mordió el labio, él se
percató y elevó su sonrisa hacia un lado, quería ser él quien se lo mordiese.
Isa no podía creer que delante de ella estuviese aquel chico, tres años mayor
que ella, con quien creció y al que, además, llevaba unos años sin ver. Pero en
realidad no concebía que las imágenes subidas de tono con él, pasasen por su
cabeza encendiéndola como nunca. Él apretó su agarre queriendo sentirla más
cerca porque estaba en la misma situación que Isa, el calor que desprendía su
sexo lo estaba matando. Isa gimió y Aitor sin pensarlo dos veces embistió sus
labios. Al ver que no se alejaba bajó la mano hasta su trasero, el cual lo
estrujó hacia sí mismo.
El beso subió de
temperatura en cuestión de segundos y ninguno daba señales de querer separarse,
por sus venas hervía la pasión. Una placentera sensación se les instalaba en sus
entrañas, esta provocaba intensidad en cada movimiento. Querían más.
Poco a poco Aitor fue
desplazándolos hasta la orilla. Una vez que llegaron, bloqueó el cuerpo de Isa
contra la pared de la piscina. Marcó un camino de besos hasta llegar a la parte
superior del bikini, cuando llegó a la altura del pezón, lo mordió por encima
de la tela. Un espasmo, junto a un placentero gemido, la hizo echar la cabeza
hacia atrás, conforme se aferraba aún más a él. Se dejaban llevar. Aitor retiró
el triángulo amoldado a uno de los pechos, llevándose el pezón a la boca para
absorberlo. Su mano fue directa a la parte interna de la braguita y haciéndola
a un lado, tanteó que estaba lista para recibirlo; sumergió con lentitud dos
dedos, el cuerpo de ella se arqueó e iniciaron un vaivén, sus labios se
devoraban, los dientes chocaban, ella estaba a punto, le quemaban los dedos del
calor que desprendía su centro.Como buen pianista, con un solo
movimiento encontró ese magnífico botón y en medio del poderoso orgasmo Isa fue
consciente que lo quería enseguida dentro de ella.
—Aitor, te
necesito—gimoteó.
—Afuera tengo un condón,
salgamos.
—Tomo pastillas, no te
preocupes.
Aitor confió en ella.
Se quitó la bermuda como
pudo, en un segundo flotaba en la piscina al igual que la braguita del bikini.
Una vez desnudos retomaron la misma posición. Aitor la miró a los ojos
deseándola como nunca, agarró su miembro y tras pasearlo a lo largo de sus
labios, lo introdujo despacio. Él colocó ambas manos en su cadera, ella en los
hombros de él cuando en dosempujes Isa lo sintió que estaba totalmente dentro.
Aitor llegó a su abrasante fondo. Atrapados con los nuevos sentimientos que
experimentaban y por la excitación de sentirse tan unidos, se abrazaron. Aitor
poco a poco subió la velocidad de sus arremetidas, siéndole devueltas por ella
con vigorosidad. El calor fue elevándose de nuevo, al igual que la pasión. El
agua les incitaba a ser más salvajes. Isa sin previo aviso lo aferró con su
interior al explotar en un delicioso y potente orgasmo. Él no se quedó atrás,
al notar que ella se había dejado llevar, derramó toda su esencia en una
impresionante corrida, lo cual provocaba en Isa un placentero segundo orgasmo
mucho más intenso.
Tras ello, la ternura
llegó besos y delicadas caricias repartidas, tanto por lo que acababa de pasar
cómo por el largo tiempo que llevaban sin verse.
POR LILY TEMPELTON
*Gracias Lily por habernos dejado descubrir tus relatos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario